El negocio del bienestar

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Una cuestión importante para entender cómo funciona la mente empresaria, creadora, tiene que ver con sus reacciones ante hechos que a los demás nos pasan desapercibidos. Es la alerta o perspicacia empresarial de la que habla Israel Kizner. Observar que los spas se convertirían en una herramienta esencial para los nuevos hoteles y que su demanda no se vería afectada ni siquiera por la crisis requiere de esas dotes. Y explica las razones por las que innovadoras como Elba Leandro tienen éxito y otros nos limitamos a narrarlo.

-¿Qué les lleva a entrar el negocio de los spas?

“Trabajaba en el sector para una empresa nacional, siempre estuve dedicada al turismo y observaba las oportunidades que se abrían por la progresiva incorporación de los spas a los hoteles”.

-Pero si los hoteles abren los spa, ¿qué sentido tiene crear una empresa para hacer eso mismo?

“Precisamente, ese es el sentido de nuestra organización. Pasaba que los hoteleros montaban centros enormes y ellos mismos observaban que tendrían serias dificultades para amortizarlos. Nosotros nos dimos cuenta que podríamos asesorar, no solo hacer estos establecimientos de acuerdo con sus preferencias y necesidades. Iniciamos la actividad hace doce años y nos hemos ido expandiendo durante todo este tiempo”.

-Es decir, ustedes también pueden hacer el spa pero se dedican a gestionar los que otros han hecho.

“Hay de todo porque tenemos diversas formas de trabajar. Desde luego que podemos estar desde el primer hasta el último momento, llave en mano pero gestionamos negocios de otros sin problemas, con arrendamientos o sociedades que constituimos con la propiedad. Nos gusta la idea de incorporarnos y crear sinergias, porque no somos una isla dentro del hotel ni queremos que nadie lo piense. Tenemos un excelente grupo de profesionales en casi todos los campos y creemos que podemos aportar mucho en la gestión de los centros”.

-Casi todos los hoteles cuentan con uno de estos centros de salud. ¿Existe una demanda real para todos?

“Claro, la gente quiere cuidarse y eso no va a cambiar. La idea del bienestar está presente, solo que hay que seguir innovando para ofrecer cada vez un número mayor de productos y servicios”.

-Pero da la sensación de que en plena crisis, la gente prescinde de lo accesorio y quizás este tipo de bienes son menos necesarios.

“Es cierto que una situación como la que hemos vivido conlleva un mayor estrés y nuestros centros y actividad sirven para aliviarlo. La oportunidad nos parece clara”.

-Un servicio universal, que tiene en los turistas a los clientes más numerosos pero que, de alguna manera, son complementados por los residentes.

“Es que el cuidarse no es privativo de los turistas. Cada vez conocemos más los beneficios que reporta para la salud este tipo de centros y es cierto que están muy enfocados hacia el turismo, contribuye a mejorar su calidad que es el objetivo de todos”.

-¿Existe un estándar para los spas? Ha dado la sensación, en ocasiones, de que ha sido una pelea por abrir el más grande y lujoso.

“No, hay necesidades concretas y dependen mucho del centro, sus clientes, lo que quieren hacer. Los hoteleros invierten tiempo y dinero pero a veces no es suficiente Por eso entramos nosotros, creemos que podemos mejorar su rentabilidad gracias a que contamos lo que a ellos en ocasiones les falta, que es una gran especialización. Ahí está una de nuestras ventajas”.

-¿Tienen competencia en las Islas?

“No, hay empresas que se dedican a esto a nivel nacional pero no en las islas, donde tenemos margen para seguir creciendo. El hecho insular nos complica algo porque nos
gusta estar muy encima de los centros y no es sencillo poder hacerlo en islas distintas. De todos modos, es lo que queremos hacer y antes o después será posible”.

-Si no tienen competencia, ¿qué amenazas se pueden dar?

“A mí la competencia no me da miedo ni la veo necesariamente como una amenaza, al contrario, es un incentivo para mejorar e innovar. El riesgo que sí tenemos es el del turismo, si el destino cae nosotros nos resentimos. Pero nosotros y la Isla”.

-En un negocio así, ¿la innovación de dónde viene?

“De la tecnología, aunque mucho más de la gestión del producto, estando muy pendiente de lo que podamos ofrecer a la sociedad. Ahora mismo existe una demanda para celebrar eventos en los Spas, desde despedidas de soltera a fiesta de cumpleaños, pasando por celebraciones de todo tipo y actos de empresas, de incentivos. A nosotros nos cuentan el proyecto y creamos el evento, incluso ahora estamos incorporando el Spa by Night que nos permite cerrar el centro y ponerlo a disposición de esos grupos. También hemos creado una tarjeta premium que puede utilizarse en los 10 centros que gestionamos”.

-Y en el futuro, ¿ese es el crecimiento natural de la compañía?

“Incorporamos este año dos nuevos centros y otros dos el próximo pero no es algo preconcebido. No es nuestro objetivo crecer por crecer sino consolidar nuestra forma de hacer las cosas. Hemos dicho que no en alguna ocasión, si vemos que no se adaptan a lo que pretendemos, no lo hacemos. Cuando decimos sí es porque estamos convencidos de que saldremos beneficiados todos, con unos determinados patrones de calidad y servicio y un grado alto de comodidad en la relación empresarial”.

-Supongo que tendrá sentido pero me ha extrañado saber que forman parte de Fepeco, la patronal de la construcción.

“Lo tiene, la renovación hotelera es una gran oportunidad para nosotros porque para que los hoteles puedan conseguir cuatro o cinco estrellas precisan de un Spa. Por eso estamos en Fepeco”.

-En un sector como éste, ¿existe también un exceso de burocracia?

“Como en todos, con una legislación muy estricta. Procuramos que nuestros estándares sean superiores a los que nos exigen y eso nos evita quebraderos de cabeza. Pero en ocasiones te hacen trabajar para nada, como cuando te ofrecen subvenciones por contratar a trabajadores y, tras presentar la solicitud y estando todo correcto, te dicen que no hay dinero”.

-Casi mejor que se olviden de las ayudas y bajen los impuestos…

“O las cotizaciones a la seguridad social. Nosotros tenemos 55 empleados y estoy segura que podría contratar mucho más si no fuese tan caro. Para mi el personal constituye la marca de la empresa y sabemos que debemos pagarlo. Pero ese sobrecoste por las cotizaciones es excesivo”.