tribuna

Por la convivencia de la retama, la apicultura y la caza – Por Manuel Domínguez*

A lo largo de nuestras vidas hemos visto como un informe científico contradice al otro y el siguiente a los dos anteriores. La labor científica no da resultados exactos y, además, con el paso del tiempo nuevos estudios dan lugar a un mayor conocimiento de la realidad. Ahora hasta con el desayuno parecen existir dudas. ¿Es o no la comida más importante del día? El penúltimo de los mitos dietéticos también se está desmoronando a tenor de los más recientes estudios científicos.

Algo parecido es lo que viene sucediendo en Tenerife con la retama, la cual podríamos definir como un arbusto de alta densidad, delgados tallos verdes y muy pequeñas hojas, adaptaciones propias a las condiciones de cultivo seco. La mayoría de sus flores son amarillas, pero unas pocas son blancas, otras naranjas, rojas, rosadas o moradas, características que nos brindan no sólo un paisaje único en el mundo, sino también otras maravillas y singularidades, como la miel que lleva su nombre: miel de retama.
En los últimos meses he sido testigo, al igual que muchos de ustedes, de informes que dicen que tanto la abeja como el conejo son una amenaza para nuestra querida y única retama. Y también de otros informes que afirman lo contrario, y que yo, entre muchos otros, secundo en sus conclusiones.

Y es que, aunque ni unos ni otros puedan sentar cátedra, para mí tiene mucho valor la opinión de aquellos que, con tan sólo mirar al cielo, son capaces de decir si va a llover o no. Nuestros abuelos, esos que han cuidado y cultivado nuestras tierras durante décadas, han recibido con preocupación las afirmaciones sobre la posible desaparición de la retama a causa de la acción de la abeja y el conejo.
Yo les aseguro que su opinión no depende de que sean cazadores o apicultores, ni piensan así porque tienen en cuenta la economía o los puestos de trabajo que pueden generar ambas actividades. Lo que ocurre es que intuyen, con su conocimiento empírico de estas cuestiones, que todo esto persigue otros fines y no la conservación de nuestra retama.

Durante muchos años, la actividad apícola y la caza han generado en Tenerife una economía y un medio de vida con el que no se puede acabar de un plumazo. Son miles las personas que desarrollan estas actividades y miles las familias que, en gran medida, dependen de ellas. En una época como la actual, donde un puesto de trabajo vale su peso en oro, todos debemos arrimar el hombro para conseguir que cualquier actividad económica, por pequeña que parezca, no se ponga en una situación de riesgo.
Mi opinión es que la convivencia de ambas actividades, apicultura y caza, son perfectamente viables en el Parque Nacional del Teide y compatibles con la supervivencia de la retama. Sólo necesitamos que se deje de poner en entredicho esta convivencia, que se crea en ella y que se apliquen las medidas necesarias para hacerla posible.

¿Alguien puede imaginarse lo que supondría que desapareciera esa miel de retama que sólo da nuestra naturaleza, la de esta tierra, la de Tenerife? O, ¿alguien se ha planteado que pasaría si realmente decidiéramos acometer la exterminación del conejo en la isla? La respuesta a ambas preguntas puede ser muy diversa, tanto como informes más o menos interesados se quieran elaborar al respecto. Pero lo que yo tengo muy claro es que ambos sectores, apicultura y caza, son eslabones muy importantes de esa cadena alimenticia que se produce en la naturaleza y que no ha de romperse, porque puede originar daños muy importantes.

Seamos pues prudentes y aportemos respuestas a la convivencia de la retama, la apicultura y la caza en el Parque Nacional del Teide antes de tomar decisiones que puedan repercutir negativamente en el futuro de ese ecosistema vivo y en constante evolución que es nuestro parque nacional.

*Presidente del PP de Tenerife