A veces soy humano

Una segunda paternidad

La geografía urbana, el paisaje demográfico de nuestras calles ha ido cambiando, evolucionando casi sin que nos diéramos cuenta. Aquellos que como yo ya rayaron hace algún tiempo la edad de la cuarentena recordamos esas plazas, recovecos y solares llenos de chicos y chicas jugando, persiguiéndose, marcando goles entre dos piedras, bicicleteando o diseñando alguna ruindad de perfil bajo y jocoso. Esos espacios públicos están hoy desiertos, salvo cuando hay un centro comercial o una terracita en los alrededores, una atalaya que permita la vigilancia paterna o materna tras el vidrio de un cortado o una caña de cerveza.

Pero con esta somera descripción tampoco somos justos. Hay otra realidad constatable en cada esquina de nuestros pueblos y ciudades. Abuelos y abuelas que pasean, acompañan, tutelan o incluso arrastran a duras penas a sus nietos ejerciendo una segunda paternidad casi después de la jubilación. El papel y la importancia de estas labores, no sólo como complemento económico familiar, que aportan los abuelos no está siendo bien medido por la sociedad. Partimos de la premisa de que es su obligación ayudar a salir adelante a su descendencia; que con la coyuntura de esta crisis socioeconómica en la que seguimos instalados se deben multiplicar, sacrificar su más que merecido tiempo libre al servicio de hijos y nietos. En la mayoría de las ocasiones asumen ese papel y parece que con alegría, pero estoy seguro de que en el interior de muchos de ellos anida un sentimiento de abatimiento que nunca reconocerán.

Esos mayores ya sacaron adelante a sus familias con notables esfuerzos, en muchos casos les dieron formación, posibilidades, un mejor puesto de partida para ganarse cada cual sus garbanzos. Sin embargo, aunque aquella inversión en el futuro de sus hijos no se perdió, si es cierto que se ha devaluado debido a la precariedad laboral, la reducción de salarios o al castigo del desempleo. A ellos habría que comenzar a hacerles un homenaje y, en la medida de lo posible, aligerar de esta nueva carga con la que afrontan lo que debería ser el tránsito hacia estos años de merecido y trabajado asueto.

@felixdiazhdez