tertulia villera

La tragedia de las migraciones

Desde el principio los africanos estaban acostumbrados a migrar. Desde que el homo era sapiens subió de latitud y llegó hasta el mar Mediterráneo. Caminó hacia el este y el oeste, y al marchar al oriente llegó a Asia, cruzó el estrecho de Bering y alcanzó la América que en el siglo XV se encontraría un hombre europeo, Colón, cuando desde Canarias tomo rumbo al poniente desconocido. Así hasta la actualidad, con fenómenos similares pero por diferentes razones, las que constituyen las denominadas “causas de expulsión”, donde destacan las violaciones de los derechos humanos y las necesidades económicas, así como el horror de las guerras. Lo cierto es que un importante número de personas se ven aventadas a migrar. Canarias siempre ha sido una tierra de migraciones, casi siempre de emigraciones por razones de pobreza, económica y política, pero en los últimos tiempos ha conocido colectivos multinacionales atraídos por la bonanza turística, así como otras personas que vienen en cayucos para saltar al continente europeo, buscando un mundo mejor. Pero ahora las cosas han cambiado bastante y las gentes se ven obligadas a cruzar tierras y mares por otras latitudes para encontrar paso al destino final. Hacia unos países europeos que conformaron en los años 50 del siglo pasado una organización política muy singular pero cuyos estados no tuvieron en cuenta la faceta migratoria en su estructura socioeconómica. Así que desde finales del siglo XX, en Finlandia, Tempere 1999, y desde principios del actual XXI, en España, Sevilla 2002, han tenido que afrontar la inserción de la política de inmigración en el proceso de integración europea. Pero las guerras en el norte de África y en el Oriente Próximo, principalmente el caso de Siria, han generado un éxodo humano inimaginable en busca de un destino en el norte de Europa que ha sorprendido y descolocado a la Unión Europea. Muchas vidas se han quedado en el camino por la intolerancia y por la falta de visión política de gobiernos que sólo piensan en clave económica y carecen de verdaderas políticas de inmigración. No creo que los responsables europeos en materia de asuntos sociales se hayan leído los artículos recientes de Fernando Clavijo, presidente del Gobierno de Canarias, o del politólogo franco-argelino Sami Nair, en el periódico El País, sobre las tragedias de las migraciones, pero sí sería aconsejable que acudiesen al papa Francisco para que la señora Merkel y cía. pudiese utilizar el dedo de Dios, a la hora de escribir en los tratados europeos la importancia de las migraciones como una prioridad política.