tribuna villera

El turismo en Canarias, a debate

Ahora que está de moda hablar en Canarias de la moratoria turística, de la capacidad de carga de las islas, así como de la oferta turística y la sostenibilidad, no estaría mal debatir acerca del turismo de masas en nuestra Comunidad. Los plátanos de Ecuador lo dejaremos para otro día, ya que al parecer de los gobernantes y expertos la estrategia para una especialización inteligente en nuestro archipiélago pasa por el turismo mayoritariamente y el sector primario queda relegado. Confiemos en la capacidad de emprendimiento de un herreño peculiar, Narvay Quintero, actual responsable de la agricultura y ganadería, pesca y aguas en el gobierno de Canarias, y la apuesta de Casimiro Curbelo por incluir en la oferta turística de la isla colombina el sector primario. Menos mal que Ortuño incorporó a las islas “el espíritu de Yelowstone”, cuando complementó la naturaleza con la historia en la renovación del acuerdo España-Estados Unidos, en el año de 1974. Casimiro lo comprobó con Garajonay cuando se declaró en 1981 Parque Nacional, y en 1986 cuando se incorporó como Bien Natural a la lista de la Unesco. Ciñéndonos a Tenerife hemos de recordar que cuando el Puerto de la Cruz fue nominado Ciudad y Lugar de Interés Turístico Nacional ya se habían registrado en las estadísticas mundiales la cifra de 25 millones de turistas. Hoy, sesenta años después, se calculan más de mil millones, de los cuales más de diez visitan las Islas Canarias cada año. En aquella década de 1950 se declararon dos parques nacionales en Canarias, el Teide y la Caldera de Taburiente, en 1954. En el Teide se construyó un parador de turismo en terrenos cedidos por La Orotava. Fue unos pocos años más tarde de la irrupción del turismo en la administración del Estado, siendo subsecretario del sector el canario Cerviá Cabrera. Más tarde, en 1974 y en 1981, fueron declarados los parques nacionales de Timanfaya y de Garajonay, en las islas de Lanzarote y La Gomera respectivamente. Aumentó el número de visitantes a las islas y se abrió en Tenerife un debate acerca de quien se beneficiaba del parque nacional del Teide. Se había acabado la explotación de la piedra pómez y ahora se cambiaba por el turismo. Así hasta nuestros días donde la sociedad se pregunta: ¿Quién se beneficia del Turismo en los Parques Nacionales? ¿Quién hace posible la sostenibilidad medioambiental, social y cultural de las islas? ¿Cómo se entiende que haya unas cifras de paro tan altas, con la cantidad de millones de turistas que nos visitan anualmente? ¿No será que el turismo es un asunto de democracia? Lo mejor es no asustarse y debatir.