la entrevista del domingo

Amid Achi: “La nota de Canarias como pueblo es un 10, y en formación, aprobado raspado”

Amid Achi. | ANDRÉS GUTIÉRREZ
Amid Achi. | ANDRÉS GUTIÉRREZ

Hoy es su cumpleaños y estará volando a Barcelona para acudir a un congreso de una de las 20 marcas de ropa que representa en Canarias al frente del mayor multifranquiciado de España. Cuando Amid Achi Fadul creó en Tenerife, en los años 70, la cadena de Almacenes Número 1, se ganó para siempre a una sociedad con pocos medios que quería vestir dignamente, y se impuso una máxima: que la prenda más cara no costara más de 998 pesetas. Su famosa saga de tiendas se extendió enseguida por todos los pueblos. Allí donde había una iglesia, una farmacia y una caja de ahorros, había también un Número 1, que es la misma red que ahora está teniendo éxito en media docena de países de África Occidental donde vende barato los restos de Inditex. Con 67 años desde hoy y sabiendo lo que se siente al ser abuelo, este amigo personal de Amancio Ortega, el propietario de Zara y una de las mayores fortunas del planeta, dice que el dinero empobrece a quien lo usa para especular y no para crear empleo, como acaba de hacer en su nuevo centro comercial, Siam Mall, en Adeje.

En la entrevista se moja: cree que Albert Rivera (Ciudadanos) puede convertirse, dentro de dos meses, en el próximo presidente del Gobierno de España y que el pacto canario (CC-PSOE) “no se moverá”. A su juicio, faltan dos o tres años para salir definitivamente de la crisis. Respalda a Paulino Rivero para presidir el Tenerife, del que Amid es el segundo accionista principal, y niega estar envuelto en guerras empresariales con Antonio Plasencia y Ambrosio Jiménez. El empresario más entrevistado de Canarias guardaba, sin embargo, zonas inéditas de su vida. Aquí maldice el veneno del dinero mal empleado y sugiere al presidente del Gobierno y de cada cabildo que descuelguen el teléfono y demanden de los ricos del lugar la ayuda voluntaria que cada uno pueda aportar en beneficio de la gente más necesitada.

Feliz por el homenaje que acaba de recibir de la Cámara de Comercio tinerfeña, que lo distinguió como Empresario del Año (premio Arturo Escuder Croft), al frente de una compañía histórica, Almacenes Número 1, en la que han crecido y trabajan como directivas sus dos hijas, Rosset y María, olvida los desaires del pasado, como el célebre veto de un club social de la capital, y afirma sentirse “más querido de lo que podía imaginarme en esta isla, que es mi paraíso”.

Pero este diálogo no podía empezar hablando del paraíso. Sino del infierno sirio, donde están sus orígenes, escenario ahora mismo de una feroz guerra civil que agita a Europa entera ante la avalancha de refugiados que huyen de la muerte.

-¿Sus compatriotas han tocado a su puerta?
“Sí, son gente que necesita salir. Familias completas. Padres, con dos, tres hijos, a los que he puesto a trabajar en Senegal, por ejemplo”.

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-¿Qué le cuentan, cómo está la cosa en Siria?
“Hacen lo que haga falta para marcharse, porque llegan los islamistas, y si ven que son de otra religión, les cortan el cuello, violan a sus hijas y a sus mujeres”.

-¿Ha habido víctimas en su entorno familiar?
“Muchos parientes y conocidos han muerto. Han caído muchos jóvenes. Yo sé lo que significa eso. Mi mayor desgracia fue la muerte de mi hijo Antoine, antes de cumplir cinco años”.

-¿Qué edad habría tenido hoy?
“31 años. Me acuerdo de él tanto que todos los domingos que no estoy de viaje, voy a visitarlo al cementerio, a hablar con él. Si necesito alguna ayuda, me siento donde está enterrado y le cuento. Mi hijo es mi fuerza y mi inspiración. Me ayuda a ser buena persona. Siento su compañía siempre. Él ve si hago algo malo y me lo hace saber, lo siento. Yo hablo con mi hijo y con Dios todos los días, porque necesito sentir su presencia”.

-¿El cementerio es su escuela de vida?
“Es bueno ser consciente de que ese es el lugar al que vamos a ir todos. Es muy positivo. A veces alguien te hace algo malo y merece que le denuncies. Vas al cementerio y cambias de opinión, intentas llegar a un acuerdo. Es una cura de humildad, estás delante de la tumba de tu hijo, pasa un coche lleno de coronas y luego otro, y dices, no merece la pena, hay que saber perdonar y que todo lo que tenemos es prestado y, tarde o temprano, se lo devolvemos a su dueño, que es el de arriba”.

-¿Ese modo de guiarse le ayuda en los negocios?
“Me han pasado cosas. Haces una buena labor humanitaria, ayudas a alguien, y a los pocos días te llega un negocio sin explicación. Yo miro arriba y doy las gracias. Me han intentado hacer daño por todos los lados, pero no han podido, porque el de arriba está conmigo. Y si Dios está conmigo, no temo a nadie”.

-Volvamos a la guerra de Siria. Hablaba de los jóvenes.
“Sí, muchos figuran entre las bajas. Todos los jóvenes buenos están en la guerra. Lo peor es Raqa, Alepo…, la zona pegada a Iraq, donde está el petróleo. Al Estado Islámico alguien le está comprando el petróleo y vendiendo las armas”.

-¿La causa es el petróleo, el excremento del diablo?
“No, la causa es el gas. Europa depende del gas ruso y como alternativa pretenden hacer un gasoducto con Catar, que tendría que atravesar Siria. Hablaron el jeque de Catar y Sarkozy. Pero Irán y Rusia le dijeron a Asad, el presidente sirio, que no; son aliados. Asad dijo, entonces, ‘no puedo’. ‘¿No puedes? Vamos a por ti’, lo amenazaron. Ahí empieza el conflicto. Montaron la sublevación, pero la oposición se les fue de las manos, y entraron los islamistas. Ahora están pensando en dividir Siria para pasar el gasoducto por la parte que no domine Asad, y, entonces, Rusia ha empezado a bombardear. Rusia quiere evitar que hagan el gasoducto y perder la única base militar que le queda en el Mediterráneo. Todos los actores han quedado al descubierto: Estados Unidos, Israel, Turquía, Catar y Arabia Saudita están detrás de la guerra por el gas, mientras Rusia e Irán, y Hezbolá, de Líbano, apoyan a Asad al frente de Siria”.

-Usted conoce a Bashar al-Asad, ¿cómo es?
“Sí, lo conozco. No estaba previsto que él fuera a ser presidente del país, sino su hermano Basel, el mayor, pero murió en un accidente de coche, no se sabe si intencionado o no. Bashar, que es oftalmólogo y había estudiado en Londres, asumió entonces el poder. A su cuñado, en el que se apoyaba mucho, lo mataron hace un año, junto a otras personas de su círculo. Yo creo que si por él fuera, se hubiese quitado de en medio hace mucho tiempo, pero si lo hace le cortan el cuello a toda su gente. Para Asad y su entorno es una cuestión de vida o muerte”.

-Ahora que Rusia ha apretado el gatillo, ¿qué puede pasar?
“Creo que Siria terminara dividida física y psicológicamente”.

-¿Harán el gasoducto?
“No lo sé, lo dudo mucho. Mientras esté Asad no. Siria terminará destrozado y sin armas como pasó en Irak. Las potencias patrocinan estas guerras, venden sus armas, y pierden el control. Con Bin Laden les pasó igual”.

-¿Se cree la versión americana del final de Bin Laden?
“Sí, totalmente. No tengo dudas. Han querido hacer desaparecer un mito sin que se convierta en un mártir”.

-¿Qué opinión tiene de Putin?
“Pienso que es el hombre más influyente y poderoso del mundo. Manda más que nadie, mucho más que el presidente de los EE.UU. En Ucrania hizo lo que quiso. Y en Siria igual. Se sale con la suya”.

-¿Le despierta simpatías?
“Porque veo que el tío habla claro, es directo. La mujer se separó de él deseándole que sea feliz. No es normal. Debe de ser un artista”.

-¿Hay riesgo de una Tercera Guerra Mundial?
“Estas cosas nunca se saben, puede salir un loco y detrás otro. ¿Una Tercera Guerra Mundial podría estar cerca? También me pregunto si se están poniendo las condiciones para que vuelvan unos dictadores a mandar ante una situación de desmadre. Lo hemos visto en Egipto. Libia era un país riquísimo, le sobraba el dinero, y acabaron con Gadafi de la noche a la mañana. Ahora están como están”.

-¿Obama y el papa no están por la paz?
“Obama está sometido a otros poderes y cuando ha querido hacer algo lo han parado. El papa me gusta, da titulares y hace lo que puede, pero también está limitado. Hay intereses ocultos que no logramos ver”.

-¿En la Iglesia?
“Yo estoy cada vez más convencido de que personas en la sombra planifican y dirigen el mundo. Ahora es Siria, empezaron por Irak, siguieron por Túnez, pasaron a Libia, luego a Egipto, continuaron por Yemen… ¿Después a dónde irán? ¿A Irán? Ya veremos”.

-¿La ola de refugiados no les ablanda el corazón a esos amos del mundo que cita?
“A ellos les da igual que se mueran diez millones de personas o venga en silla de ruedas una mujer en una patera, sea o no siria. El dios maldito del dinero manda”.

-¿Un rico capitalista como usted maldice el dinero?
“No me gusta verme como un capitalista, soy un hombre de negocios, pero, sobre todo, un empresario que crea empleo, no soy un especulador. Ese dios maldito del dinero existe, lo vemos continuamente. Cuando saco del bolsillo unos billetes los miro como unos papeles pintados, que sirven para unos fines, pero no quiero que esos papeles manden en mí. Siempre me acuerdo de la recomendación de Jesucristo, que es mi héroe: no adorar el dinero como se adora a Dios, es incompatible. Para mí el dinero es un medio para hacer las buenas cosas, no las malas. Y lo mejor que puedo hacer hoy en día es crear empleo. Me paran en el bar o el restaurante, y me dan un currículum. La mayor alegría es cuando llamo y digo, vente que hay trabajo para ti”.

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-Antes ofrecía trabajo en entrevistas que le hice.
“Ya no es tan fácil hacerlo”.

-¿Cuántos puestos de trabajo ha creado en Siam Mall, el centro comercial que acaba de abrir en Adeje?
“Hay 630 personas trabajando fijas. Haberlo hecho en un momento de crisis es lo que más me enorgullece”.

-Sin ayuda de los bancos, según ha dicho.
“Lo hice, en efecto, sin los bancos, financiado directamente al 50% con un empresario ruso, Timur, que conocí de modo casual en el Sur. Después los dos hemos vendido una tercera parte a Shyam Aswani, un buen amigo hindú que lleva toda la vida aquí. Con la familia Kiessling, que son empresarios modélicos, hemos acordado mantener el nombre de Siam, al estar al lado del Siam Park, una marca con mucho tirón. Empresarios norteamericanos me felicitaron con una palabra que muchos repiten: ‘Es un centro precioso”.

-¿Qué nota le pondría a Canarias?
“Como pueblo, como gente solidaria, un 10. En formación, un aprobado raspado”.

-¿Los empresarios canarios aprueban o no dan la talla?
“Hay de todo. Unos son muy buenos y otros son especuladores. Ser buen empresario es crear puestos de trabajo y mantenerlos. Hay otros que solo piensan en llegar, coger el dinero y salir corriendo, son egoístas y consideran al empleado enemigo suyo. El mejor activo que tengo yo es el humano”.

-¿Se siente como un lobo solitario en el mundo empresarial de las Islas?
“Nada de lobo solitario, me siento arropado, querido y valorado por la gente. El otro día, un taxista bajó la ventanilla y me dijo a grito pelado: ‘Señor Amid, felicidades, se lo merece”.

-¿Se refería a la distinción de la Cámara de Comercio como Empresario del Año?
“He descubierto que era más querido de lo que pensaba por la gente de esta tierra. No pensaba que la gente me quería tanto”.

-Es el primer homenaje que le hacen en Tenerife desde que le conozco.
“Sí, más o menos es así”.

-¿Influye en ello que usted vistió a varias generaciones a precio de ganga?
“Empecé dirigiéndome a la gente que quería vestir con calidad y a bajo precio. Y fuimos una revolución en el mercado, al traer ropa muy buena a unos precios ridículos. La gente pensaba que el artículo tenía defectos, pero se lo probaba y nos compraba una y otra vez. Cogimos fama y nos ganamos la confianza del cliente. Decíamos: ‘Como el Número 1 no hay ninguno’. En cualquier pueblo, había una iglesia, una farmacia, una caja de ahorros y un almacén Número 1. Se convirtió en una institución”.

-El tendero de ropa barata que conocí en los 80 hoy es un empresario con varias líneas de negocio. ¿Las franquicias y los centros comerciales no le dejan entrar en el turismo?
“No es lo mío. Lo mío son los 15 centros comerciales que hemos creado en todas las islas y las 200 tiendas franquiciadas que nos convierten en el mayor multifranquiciado de España”.

-¿Ahora se piensa tomar un respiro?
“¡Qué va! Hago apuestas a largo plazo. Cuando acabo una ya estoy empezando otra. Acabo de comprar el Centro Comercial de El Galeón, también en Adeje, que pienso abrir en marzo, con 300 nuevos puestos de trabajo. Y hay cuatro centros comerciales más en proyecto”.

-¿Cuántos trabajadores tienen sus empresas?
“Damos trabajo a más de 1.500 personas”.

-¿La crisis le pegó duro?
“Le dije a los bancos, ‘este empresario no va a cerrar, ahí tienen todo mi patrimonio a disposición, todo’. Y me hipoteque de arriba a abajo”.

-Por El Galeón pagó 20 millones y gastó otro tanto en terminarlo. ¿A cuánto asciende su patrimonio?
“No me atrevo a valorarlo. La verdad, no quiero ni pararme a pensar cuánto tengo”.

-¿Cuánto dinero lleva ahora mismo encima?
“El suficiente para los gastos”.

-¿Deja todo su dinero aquí o lo mueve fuera de las Islas?
“Hay que darle prioridad al lugar donde uno lo gana. Y si ganas mucho, puedes ir haciendo algunas cosas fuera. Nosotros estamos en África, con 30 canarios trabajando y 30 sirios. Canarias y África conforman mi mundo empresarial. Estoy en Senegal, Costa de Marfil, Camerún, Gabón, Gambia, Mauritania, Mali y vamos a abrir en Benín. Una red de Almacenes Número 1 como la que hicimos en Canarias en los 70. Se vende mucho en África”.

-¿Qué aventura empresarial le motiva más hoy?
“Esa, potenciar el negocio entre Canarias y África; lograr que Bruselas considere a Canarias un centro financiero, como Singapur o Hong Kong, para que todo el dinero que salga de África venga aquí. Todos los ricos de África sacan una parte de su dinero y se lo llevan a Londres o París. ¿Por qué no a Canarias, a dos pasos? Los africanos que tienen dinero y con los que mantengo contacto me dicen: ‘En Canarias me tratan como un caballero’. Hay que conseguir la quinta libertad: que los aviones puedan parar aquí a recoger y dejar pasajeros y mercancías. Las multinacionales canadienses y americanas, y hasta los chinos, están estableciéndose en Las Palmas, que está mejor comunicada que Tenerife”.

-¿La crisis terminó?
“Ya no vamos de mal en peor. Pero necesitamos dos o tres años para sentir que no hay peligro de recaer”.

-¿Cuál ha sido su mayor fracaso empresarial?
“La Gaceta de Canarias. Fue un proyecto que nunca llevé directamente y debí hacerlo”.

-¿Cómo conoció a Amancio Ortega?
“Hace muchísimos años, cuando Amancio Ortega no era todavía Amancio Ortega. Estaba empezando. Pero se le veía venir. Yo le compraba mercancía. La compra de la marca Stradivarius la negocié para él con dos amigos míos, que eran los dueños: el famoso fabricante textilero José María Torres Prada y Paco Triquell. Amancio me pidió que le hiciera la gestión, se la hice, y él la compró a finales de los 90. Una vez me dijo, ‘no sé qué hacer con los restos de la ropa que me sobra’, y le ofrecí abrir mis tiendas de Número 1 en África, y me dio la exclusiva. Amancio Ortega llegó tan lejos porque es un fenómeno. Alguien irrepetible. Tenemos que estar agradecidos de él todo el mundo y poner una calle con su nombre en todas las capitales de España. Ha dignificado la imagen del empresario español, la ha puesto en el cielo”.

Puede que lo mejor para España sea Albert Rivera de presidente”

-¿Usted es de derechas, de centro o de izquierdas?
“De centro”.

-¿Tiene póliza de seguro?
“La que tenía concluyó y ya la cobré, y cuando llegas a una determinada edad, el seguro ya no te coge”.

-¿Lleva un arma consigo?
“No, no he llevado armas nunca”.

-¿Por qué lo acusaron de traficante de armas?
“Hay gente que va por la vida difamando alegremente. Hay muchos parásitos de estos y qué vamos a hacer, no les podemos cortar el cuello”.

-¿Sigue llevando en el bolsillo un recorte de periódico?
“El pobre papel está ya desgastado. Ese recorte diferencia entre las ‘fortunas detestables del pelotazo’ y ‘el empresario que dedica su talento a crear empleo’. Como el papel se estropea, debí haberlo metido en un vaso de agua y bebérmelo con todas las letras”.

-¿Cómo está el nivel de corrupción en Canarias?
“La crisis la ha dejado en un diez por ciento de lo que era. Hay menos negocios, hay menos corrupción”.

-¿Los empresarios se pisan los negocios, hay guerras entre ustedes?
“Ahora no, cada empresario está más preocupado de salvar el pellejo. Nunca hemos tenido tantas inspecciones de Hacienda y de Trabajo como ahora. Cuando estábamos en la abundancia sí había peleas”.

-¿Entonces, es una leyenda urbana que usted no se lleva con los empresarios Antonio Plasencia ni Ambrosio Jiménez?
“Yo solo tuve una vez una diferencia con Antonio Plasencia y el tema se resolvió a través de los tribunales. Y se acabó. Desde entonces la relación es cordial. Respeto mucho a Antonio porque es muy trabajador. Con Ambrosio hay una leyenda urbana que dice: ‘Amid y Ambrosio están enfrentados’. Yo nunca me he enfrentado con él. Jamás. Es verdad que él a veces dice por ahí que ‘el moro esto, el moro no sé qué’. Yo no hago caso a eso, sigo mi camino”.

-¿Le han hecho alguna proposición ilegal alguna vez?
“Aquí todos saben que en negocios sucios no me meto. Tengo seis abogados fijos en la empresa y mi orden es: cualquier cosa que no es legal al cien por cien no me la traigan, no quiero saber nada”.

-¿Usted cree que tiene el teléfono pinchado?
“No, no creo, no doy motivos”.

-¿Cómo ve la llegada de Ciudadano y Podemos?
“Yo no veo lejos que el próximo presidente del Gobierno sea el de Ciudadanos, Albert Rivera. El PP y el PSOE no parecen tener suficiente potencial para gobernar. Puede que lo mejor para España sea Rivera de presidente con el apoyo de populares y socialistas”.

-¿La situación política canaria pende del hilo del 20D?
“No, yo veo este pacto estable. Cualquier otro pacto en Canarias sería un guirigay”.

-¿Cómo lo ha hecho el PP en el Gobierno de España?
“Ha dejado muchas promesas sin cumplir”.

-¿Qué lección aprendió en esta crisis, aparte de apagar la luz del despacho?
“Ah, esa manía se me quedó, y la de recortar los papeles antes de tirarlos para aprovechar lo que queda en blanco. La lección es no coger ningún crédito a corto plazo, para no estar nunca en manos de los bancos. Los bancos no se han visto perjudicados por la crisis. Yo no veo todavía a un exbancario en la cárcel. Y han robado miles de millones y arruinado a mucha gente”.

-¿Tiene un don secreto para los negocios?
“Memoria de elefante. Mi padre me obligaba a estudiar las lecciones de memoria”.

-¿Tiene alguna extravagancia en su vida?
“El fútbol. Me apasiono demasiado en los partidos del Tenerife. Mis hijas tienen miedo de que me pase algo”.

-¿Paulino Rivero será el próximo presidente del Tenerife?
“Lo que tenemos que pensar es qué es bueno para el Tenerife, no para Pier o Paulino Rivero. Piensan que estoy devolviéndole los favores al expresidente. ¿Pero qué favores, si jamás y nunca le he pedido ninguno para no comprometerlo? Paulino puede ser presidente yPier llevar la parte deportiva. Unirse, metamos la vanidad en el cajón y vamos a pensar en el Tenerife a ver cómo lo subimos a Primera”.

-¿Por qué la élite de millonarios canarios no se reúne y echa una mano para resolver problemas?
“Si el presidente del Gobierno y el del Cabildo en cada isla piden a estas personas que se reúnan con ellos, se sentirán halagados, y si hay que aportar algo lo harán. Pero la iniciativa la tiene que tomar el político”.

-¿Piensa retirarse alguna vez?
“Yo pienso que no me voy a retirar nunca. Porque sin esto me siento vacío. He trabajado toda mi vida, procurando no ser un bicho malo, no ser vengativo. Vengo de un pueblo pequeñito, de familia humilde, y siempre recuerdo cuáles son mis raíces”.

"Si Bruselas crea un centro de finanzas aquí, los ricos de África traerán dinero", afirma Achi. | A. G.
“Si Bruselas crea un centro de finanzas aquí, los ricos de África traerán dinero”, afirma Achi. | A. G.

[sws_grey_box box_size=”100″]EL ÁNGEL DE AMID
A los 86 años, la madre de Amid Achi Fadul sigue haciendo de comer todas las semanas para sus hijos, con edades comprendidas entre 46 y 67 años. Amid, el mayor de siete hermanos (todos en Canarias, salvo uno, que es su socio en África), recuerda que, siendo niños, cuando el padre estaba ausente, pugnaban por dormir con la madre. En torno a la madre giraba el mundo de un hogar humilde trashumante. Cada uno o dos años, se mudaban de ciudad y cambiaban de colegio, siguiendo los pasos de un padre aduanero que tuvo que trabajar toda la vida y murió a los 75 años. “Era una infancia sin regalos, porque vivíamos con carencias”. Ahora los hijos impiden a su madre volver al pueblo familiar, Dahr Safra, en la costa siria, una localidad cristiana de cinco mil habitantes, en un país musulmán, que soporta los estragos de la guerra civil, porque temen por su seguridad. “La guerra ha puesto patas arriba a toda Siria y ha sumido a la población en un baño de sangre”. Doña Rosset vino a la Isla a pasar las Navidades, y se ha quedado aquí, en un limbo transitorio, sin saber cuándo podrá volver y si lo hará. Ha hecho el mismo viaje que su hijo mayor hace casi medio siglo, cuando conoció a una chicharrera, Lourdes Dumpiérrez, con la que lleva casado 35 años. “Ella quiere a mi madre como si fuera la hija, algo impresionante”. Amid estudiaba Derecho en la mítica Damasco, pero entonces el estatus de médico era el más alto en su país, y voló a Madrid con dos amigos del pueblo a estudiar la codiciada carrera. Albergaba la esperanza de llegar a los Estados Unidos y asentarse como tantos compatriotas que lograron el sueño americano. “Pero esa vez no dejaban entrar a los sirios”. Tenerife sustituyó, por tanto, a Nueva York. ¿Por qué la Isla? Porque los tres amigos, una vez en Madrid, pensaron, con una visión casi comercial, que una universidad novata en la materia como La Laguna, que acababa de abrir la Facultad de Medicina, les haría la vida de estudiantes más sencilla y asequible. “Preguntamos dónde está esa ciudad y cómo se llega. Vinimos por mar”. Amid se desembarcó pronto de Medicina y más tarde de Náutica, cuando, ya titulado como piloto, decidió no regresar al Mencey, el barco que lo esperaba atracado en el muelle de Santa Cruz tras una travesía desde El Aaiún. “La ciudad ardía en Carnavales, yo ya tenía novia y un piso alquilado aquí y no me gustaba navegar, así que me quedé en tierra”. Ser tendero finalmente, después de recorrer más de 5.000 kilómetros para no ser médico ni capitán de barco, no constituiría un fracaso, sino el mayor éxito de su vida. Poco tiempo después, ya vendía un millón de pantalones al año y hoy es el mayor multifranquiciado de España. Este amigo personal de Amancio Ortega que recomienda leer El monje que vendió su Ferrari, se confiesa un descreído del dios del dinero. “Mi único Dios es el que está arriba. A el dinero no domina mi vida y cuando me muera no me lo voy a llevar a la tumba”. Después de dos horas de entrevista, en el Hotel Mencey, con el alma dividida entre Siria y Tenerife, “entre la guerra y el paraíso” , este empresario del año da un giro a la conversación y comienza a hablar de los cementerios. Dice que debemos frecuentarlos para comprender quiénes somos y dónde vamos a acabar; dice que ese es su secreto para no ser devorado por las fauces del dinero, que aprendió a perdonar en los camposantos, y que hay un ángel al que visita y consulta cada vez que tiene un problema. Hace 27 años, cuando se murió su hijo Antoine, el único varón, antes de cumplir los cinco, se enfadó con Dios, dejó durante meses de trabajar y se hundió en un abismo del que lo sacaron los amigos y la familia. “El ser humano está hecho para sobreponerse a una desgracia de esa magnitud”. Cree haber entendido el porqué un niño inocente puede irse de este mundo con un simple resfriado antes de que le inyectaran a tiempo urbasón: “Tengo un ángel en el cielo y la fe te dice que seguramente no iba a ser feliz. Desde entonces voy al cementerio todos los domingos a hablar con mi hijo”.[/sws_grey_box]