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Los alumnos de Educación siguen hacinados y sin recibir soluciones

“La situación sigue igual, por no decir que peor. El módulo A, el que está en la calle de Heraclio Sánchez, se está cayendo a pedazos. Cuando llueve, como estos últimos días, hay goteras y en muchas clases se forman charcos; a veces es casi mejor dar clases en la calle”. Así de contundente se muestra Claudia Rodríguez, alumna de 2º curso de Pedagogía, una de las ramas que se imparten en la maltrecha facultad de Educación de la Universidad de La Laguna (ULL). Esta, a pesar de las promesas del Ayuntamiento lagunero y de la propia Consejería de Educación, continúa sin respuesta a los graves problemas que padece desde hace al menos 10 años. De hecho, según confirman los propios alumnos, profesores y organizaciones estudiantiles, actualmente sigue habiendo “hacinamiento” y “dispersión” del alumnado en varias infraestructuras diferentes, lo que hace que las titulaciones que se imparten “carezcan de una organización homogénea”.

El pasado mes de enero, el entonces rector de la ULL, Eduardo Doménech, y el exalcalde de La Laguna, Fernando Clavijo (ahora presidente regional), llegaron a un acuerdo para construir una planta más en en el módulo A2 para solventar, al menos, los problemas de masificación que sufren los más de 4.000 alumnos con los que cuenta el centro. 10 meses después, sin embargo, el cambio de Gobierno en la universidad y en el Archipiélago paralizaron una obra que, a día de hoy, ni siquiera tiene presupuesto para el próximo curso. “Hemos pedido al rector que cumpla su programa y mejore la infraestructura de forma urgente, porque tiene graves deficiencias, pero lo último que sabemos es que se estaba tratando el tema con el Gobierno de Canarias”, exponen desde el grupo claustral AMEC, quienes critican la displicencia de Antonio Martinón, porque aseguran que “no vale solo con quejarse”.

En la misma línea se manifiestan desde la Asociación Canaria de Estudiantes (ACE), donde insisten en que “la solución pasa por hacer un esfuerzo económico, y la propia facultad debería presionar para conseguir un nuevo espacio”. “Los alumnos no tienen un lugar físico que les identifique, y parece que la situación ha caído en el olvido por el cambio de Gobierno”, recalcan desde ACE, quienes prefieren no culpar a Martinón. “Es un tema que debía haberse solucionado hace muchos años”, concluyen.