crítica

Ana María González, en el Círculo de Amistad

En la sala de arte del Círculo de Amistad XII de Enero, y hasta el 6 de noviembre, se puede visitar la exposición de óleos de la pintora Ana María González Garrido, Marinas de nuestra tierra, donde la luz ilumina cada uno de los cuadros y el color, sobre todos los azules, dan vida propia para que la pintora se engrandezca con estos trabajos. Con su pincel nos hace un recorrido por costas y playas de la Isla, dándole a cada una de sus marinas el toque preciso y el sentimiento testimonial, arte y vida, paleta y colores. La cordillera de Anaga ha quedado plasmada junto a la panorámica de la bahía de Santa Cruz en un cuadro que preside la exposición. Junto a un mar azul turquesa y un cielo nítido se pueden apreciar alguno de los cruceros que nos visitan, incluso uno de los buques de la naviera Armas, con el embarque y desembarque de vehículos en el muelle sur. En este cuadro, como en todos los de la muestra, ha demostrado sus dotes artísticas. En todas sus obras podemos apreciar la riqueza cromática que posee y su facilidad para encontrar la realidad. Nos lleva a la conclusión de que es una perfeccionista y soñadora como toda artista. Se recrea y complace en la descripción minuciosa del mundo que se ha creado y que vemos en sus lienzos. Pensemos en los que ha dedicado a San Juan de la Rambla y a Icod de los Vinos, a las playas de Almáciga y Benijos, donde los azules se pierden con los blancos de las olas y los grandes roques, o a Las Teresitas, cuyas arenas forman un arcoíris y siempre como si fuera la enseña, los Montes de Anaga.

Sus trabajos responden a la necesidad que tiene de pintar. Buena conocedora de la técnica convierte cada uno de sus cuadros en una exhibición, ejemplo de ello lo tenemos en todos y cada uno de los óleos que cuelga. En esta exposición su pincel resume vivencias y sentimientos, pletórica de ideas, que refleja a través del dibujo que le ha servido de base, trabajando muy acertadamente sus propios pensamientos, con buena resolución plástica, atendiendo a los detalles, es minuciosa, a través de los cuales realza la formulación expresiva de lo que ha querido decir. Para Ana María lo más importante en la obra es buscar la luz, el estudio armonioso de la misma y sobre todo la composición. Pintora que trabaja la materia, en sus temas dedicados al mar, sintetiza las realidades que le han emocionado, ofreciendo imágenes vitales, latentes que giran en su entorno. Para ella esta exposición es un reto en su vida, un cambio profundo en la temática aunque haya mucho de mar. Creadora en esta ocasión de una visión muy particular, no sólo mar y tierra, sino también paisajes de Almáciga y Garachico, sin olvidar las tres naturalezas muertas junto a seis miniaturas. Su obra está centrada en realismo sereno, cuadros que atrapan la magia de la estética y transmiten calidez y humanización en los ambientes. La pintura de Ana María es legible a primera vista, al observador le basta poner la mirada en el cuadro para sentirse instalado en la realidad de la naturaleza. Objetividad plena que consigue con una paleta generosa y preparada, el color que, fielmente, dará el que sus modelos, el mar, la montaña, los personajes de las playas, reclaman. La obra de esta pintora es fuerte, tenaz, luchadora y al mismo tiempo dulce y serena. Intenta transmitir toda la belleza de sus mares, de sus tierras y de sus colores preferidos, que son todos los de su paleta.