el cráter

Avergonzados

A veces, las personas que se sienten responsables, en la medida que les concierne, de actuaciones que derivan en consecuencias desafortunadas se avergüenzan de su proceder. A veces, personas que pertenecen al mismo colectivo que las primeras se avergüenzan de dichas actuaciones. Y, a veces, también a veces, acaban avergonzándose de su pertenencia al mismo. A Séneca se le atribuye este aserto: “Un solo bien puede haber en el mal: la vergüenza de haberlo hecho”. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, afirma en una entrevista, publicada hace unos días, algo que no ha sentado nada bien en el seno de su partido: “Hay compañeros míos que se avergüenzan de lo que hemos hecho”. A continuación, subraya: “En el fondo, se avergüenzan de ser del PP”. Observo más admisible la primera frase que la segunda. Sentir esta turbación del ánimo, que suele encender el color del rostro, ocasionada por alguna falta cometida, o por alguna acción deshonrosa y humillante, propia o ajena, tal y como define la RAE la vergüenza, no es privativo del partido del Gobierno. Ni es exclusivo de las organizaciones políticas. Numerosos partidos políticos suman motivos suficientes para que sus militantes y votantes se avergüencen de lo que han hecho. Ocurre en los demás colectivos. Estimado lector, admirada lectora, me gustaría saber cuántas veces se han sentido avergonzados por las actuaciones de sus referentes. Sospecho que en alguna ocasión también se han avergonzado de pertenecer a un grupo, a un gremio, a una asociación. Los dislates alcanzan tal envergadura que desbordan lo íntimamente permisible. El poeta y cineasta ruso Yevtushenko sostiene: “Llegará un día en que nuestros hijos, llenos de vergüenza, recordarán estos días extraños en los que la honestidad más simple era calificada de coraje”. Permítanme para finalizar una frase del pensador chino Confucio: “Si el gobernante se impone por sus cualidades y mantiene el orden en armonía con las buenas costumbres, el pueblo sentirá vergüenza de actuar mal y avanzará por el camino de la virtud”. No parece ser este el ejemplo. Más bien todo lo contrario. Actúa mal, sin vergüenza y triunfarás.