deja ver

La calle

Recuerdo que a Rafael Alberti tardaron muchos años en darle un premio. Eso generó que mi hermano Fernando escribiese en su libro Con un nudo en la garganta, un exquisito poema que decía: Sin premios, poeta, sin premios… Conmigo también han tardado. Antes de que Diario de Avisos y Plató del Atlántico decidieran premiarme, tras 40 años de actividad profesional sólo se habían acordado de mí, en Canarias, el periódico La Tarde en unos premios medio de vacilón que llamaron los Don Óscar y una discoteca de Las Palmas, el Toca Toca, que me otorgó el Premio Chapeau.

Ni siquiera este mismo periódico, en su antigua etapa, cuando concedía la F de Famosos, que se la daban a casi todo el mundo (creo que incluso la recibió hasta al betunero de los Paragüitas), tuvo a bien otorgármela.

El Gobierno de Canarias, otro tanto. Imagino que una trayectoria de 40 años, con 18 discos, la participación en 17 películas y series de televisión, haber presentado dos programas de Tv en Canarias (Punto de Encuentro y Canta Canarias), intervenir en la 1ª Muestra del Atlántico, en el Festival de la OTI, o en el de Boleros de Oro en Cuba, ganar en 1992 el Premio Onda Madrid a la mejor canción del cine español con Loco Veneno, ser el autor de una canción que ha recorrido el mundo ensalzando uno de nuestros productos estrella como el Mojo Picón, y haber actuado por España entera (sólo me faltan cuatro capitales españolas) y en países como Inglaterra, Finlandia, Portugal, Polonia, Jordania, Líbano, Palestina, Argelia, México, Colombia, Venezuela, Panamá, Puerto Rico y Cuba, siendo siempre el cantante canario Caco Senante y llevando con orgullo el nombre de mi tierra pegado al mío, no son méritos suficientes para un reconocimiento. A todo eso se le puede añadir que di a conocer, y difundí y defendí la gastronomía de las islas en Madrid, con mi restaurante La Bodeguita del Caco durante 13 años, siendo el primer restaurante de cocina canaria que se abría fuera de las islas. Evidentemente, tendré que esforzarme todavía más en los años que me quedan o a lo mejor, igual obtengo algo a título póstumo.

Pero no importa. No me quita el sueño. A mí me ha premiado siempre… la calle. La calle ha sido mi universidad. Es donde me he formado y quien me ha hecho ser como soy, y como dice la canción que interpreté en la entrega de premios: “… en lo malo y en lo bueno”. Por eso le pedí a la organización del acto que el premio me lo entregara el alcalde de la ciudad, José Bermúdez. Él representaba a la calle. Esa que incondicionalmente me ha mostrado su cariño a lo largo de todos estos años, aparte de ofrecerme sus enseñanzas. Esa que me ha permitido caminar por ella recibiendo continuamente comentarios y saludos. La que me ha levantado el ánimo cuando he estado decaído. Quien me ha educado con su ley y me ha hecho tener su sentido del humor tan característico. Siempre me he sentido premiado por las calles de mi ciudad y siempre me he considerado un producto de las calles de Santa Cruz.

Por eso, mi agradecimiento a Plató del Atlántico que tuvo la sensibilidad de entenderme y atender mi petición; y a José Bermúdez, Alcalde de mi ciudad, por aceptar el entregármelo. Pero sobre todo, gracias a la calle, que me ha estado premiando durante estos últimos 40 años. Deja ver…