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El desafío

Artur Mas está a punto de culminar su proyecto independentista en Cataluña. Nadie se lo cree. Pero algunos ya le vemos venir con la declaración debajo del brazo. El golpe de gracia llegará antes del 20 de diciembre, día de las elecciones legislativas en toda España. Le conviene proclamarla cuando el país esté en manos de un gobierno en funciones. Dirigido por un Mariano Rajoy más pusilánime y debilitado que nunca.

Es la gran oportunidad del presidente en funciones de la Generalitat. Nos levantaremos por la mañana y la proclamación de independencia nos cogerá a todos los ciudadanos poniendo el café a hervir en los fuegos de nuestras cocinas. Y entonces nadie sabrá qué hacer, ni cómo afrontar los hechos consumados. Un Rajoy vacilante no sabrá mover ficha. Y unos líderes políticos opositores enfrascados en la contienda electoral, no podrán hacer otra cosa que mirar con la boca abierta hacia los balcones del palacio que se erige en la plaza de San Jaume de Barcelona.

Después, todo quedará en manos de la improvisación. Unos promoverán unas cosas. Y otros, propondrán las peores. Para entonces, el turrón se nos volverá muy amargo y la lotería navideña no repartirá sonrisas sino malas, muy malas caras. Los políticos se culparan los unos a los otros del desaguisado. Los ciudadanos acudiremos raudos a los bancos a retirar dinero y guardarlo bajo los colchones. No descarto los temidos ruidos de sable. Pero seguro que correrán los botes de humo y las pelotas de goma. Mas, con el 47,7% de los votos de las últimas elecciones autonómicas a su favor, impondrá su derecho a decidir a más de la mitad de los catalanes y a la totalidad de restantes españoles. Estupefactos, nos moveremos durante días entre la incredulidad y los deseos de tomarnos la justicia por nuestras manos. Queramos o no, la algarada llegará a las calles y a las plazas. Y el conjunto de una sociedad civil noqueada por la altanería y la arrogancia de un político dispuesto a desestabilizar toda España, nos pondrá en el ojo del huracán de la opinión pública de los cinco continentes. Quien tenga cuatro perras que las guarde bien guardadas. Porque las próximas navidades van a tener muy poco de felices.

No quiero ser aguafiestas. Pero el desafío comenzó y ahora los soberanistas lo coronarán con su osadía. Entramos en una encrucijada de caminos que en realidad no es tal, sino un callejón sin salida. Ante el desafío, habrá quienes hablen de pacto, de negociaciones y acuerdos. Pero siempre hay -así ha sido siempre- quien quiera dar puñetazos sobre la mesa. Para remover los fantasmas del pasado.

Juntos por el Sí ya habla de Companys. Y de su fusilamiento. Sus argumentos son una tergiversación de la historia. Pero poco les importa. Con tal de cerrar el ciclo. Y colgar esteladas en cada casa, en cada calle, en cada esquina.

Antes del 20 de diciembre.

¿Duermo?¿O estoy despierto?