en la frontera

Desigualdad social

El Foro Económico Mundial acaba de hacer público un informe acerca de la economía en los países desarrollados. España figura entre las economías desarrolladas con peores indicadores en materia de desigualdad social. Un registro lógico si tenemos presente el alto desempleo que reina en nuestro país así como la falta de equidad del sistema educativo. En cuanto al mercado laboral, nos encontramos en el puesto 29 de 30 países evaluados, en materia educativa ocupamos el puesto 24 y el 23 en emprendimiento, intermediación financiera y corrupción. Sin embargo, en servicios básicos e infraestructuras nos situamos en el puesto 11 de los 30 países analizados. El informe del Foro Económico Mundial nos recuerda, aunque nos pese, que nuestro sistema educativo adolece de una falta de calidad y de equidad para alumnos que proceden de diferentes entornos socioculturales. Además, los altos índices de paro juvenil, de todos conocidos, junto a una elevada economía sumergida, ponen en cuestión la solidez y la calidad de la recuperación económica, todavía fundada en parámetros macroeconómicos que no llegan a las economías domésticas de gran parte de la población, especialmente las de los sectores más modestos. Las fortalezas que subraya el informe del Foro se refieren al transporte, a las infraestructuras y a la atención sanitaria, unos servicios y actividades reconocidos internacionalmente de alta calidad y de vanguardia.

El país con mejores registros es Dinamarca, cuyo sistema fiscal compensa las desigualdades en los ingresos. Sus niveles de corrupción, desde hace mucho tiempo, son bajos. Su estructura burocrática es reducida, existe una alta participación de los salarios en los ingresos de los hogares, presentan una aceptable igualdad en términos generales y el crecimiento económico corre parejo con la inclusión social.

Por lo que se refiere a los indicadores sobre desigualdad social, el desempleo y la falta de acceso en igualdad al sistema educativo explican la situación española. Probablemente porque las políticas a favor del crecimiento entre nosotros no se han realizado en un marco de promoción de la igualdad social. Además, el informe enseña que las políticas de redistribución fiscal no suponen automáticamente la mejora de la inclusión social. Es más, hay sistemas con una presión fiscal que no disponen de sistemas sólidos de protección social y hay países que consiguen niveles de desigualdad reducidos antes incluso de que actúe el sistema fiscal.

Es decir, desde las coordenadas del pensamiento abierto, plural, dinámico y compatible, es preciso combinar políticas que aspiren a una mejora de la inclusión social paralela al crecimiento económico. Es decir, es posible promover políticas a favor de la libertad solidaria de las personas. Es posible diseñar políticas en las que las personas primen sobre las estructuras. Es posible conformar políticas que partan de la centralidad de la dignidad del ser humano y de todos sus derechos fundamentales. Es posible y deseable. Pero para ello hay que abandonar el pensamiento ideológico y las formas más o menos mediáticas y tecnoestructurales de estar y hacer política, también política económica.

@jrodriguezarana