DIARIO DE AVISOS, 125 AÑOS DE HISTORIA

DIARIO DE AVISOS, antes y después del 18 de julio de 1936

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Las primeras planas de julio de 1936. Junto a estas líneas se reproducen las portadas de DIARIO DE AVISOS justo el día del alzamiento militar protagonizado por Francisco Franco, el 18 de julio, y la de unas jornadas después, el 27 de julio, en el que ya aparece un discurso del general golpista arengando a apoyar su causa. / DA[/sws_grey_box]

DIARIO DE AVISOS sufrió, como toda la prensa independiente de su época, las consecuencias del golpe de Estado encabezado por el general Franco contra el Gobierno de la II República, el 18 de julio de 1936. El periódico, editado entonces en La Palma, participaba ya en esa época de tendencias modernas de la prensa de masas (variedad de temas, dirigido a públicos diversos, con profusión de noticias de la palpitante actualidad parlamentaria en Madrid y del mundo y abundantes anuncios publicitarios).

Mostraba en esos años escaso predicamento por las noticias de política local, lo que pudo deberse a una deliberada voluntad de su editor o a la legislación vigente en la época, pues tanto gobiernos de derechas como de izquierdas impusieron la censura previa para evitar, los primeros, la propaganda comunista y, los segundos, los ataques a la República desde la extrema derecha. En el periodo concreto objeto de este reportaje, el Frente Popular solo dejaba amplio margen para la información parlamentaria, la más abundante en el periódico, que recibía de Madrid.

El DIARIO se verá envuelto en los avatares dramáticos que siguieron a ese 18 de julio, de modo que en la segunda semana de agosto su línea informativa quedará totalmente controlada por los militares insurrectos para divulgar propaganda del Movimiento nacional.

En el momento de iniciarse la guerra, los medios de comunicación españoles se hallaban en una transición entre el modelo informativo-comunicativo tradicional y el que se ha dado en llamar modelo de masas. La alfabetización de la población había aumentado la cifra de lectores.

En las ciudades españolas donde triunfó el golpe de Estado, el mando militar clausuró todos los medios partidarios de la República y puso en marcha sus propios diarios. Como han señalado Josep Luis Gómez y Joan Manuel Tresserras, el sistema de comunicación social desarrollado por el bando nacional-católico tomó como modelos los logros de la Italia fascista y de la Alemania nazi, acabando con la concepción liberal de la prensa, que fue sustituida por una línea informativa directamente tutelada por el nuevo aparato militar de la zona nacional-católica.

Durante el periodo analizado, late en las páginas de DIARIO DE AVISOS el problema de los grandes productores y exportadores de fruta y hortalizas (por entonces en crisis por las secuelas del crack del 29 en Europa, el proteccionismo aplicado por los demás países, los impuestos y arbitrios, los costes del transporte hacia el continente europeo…), cuyas preocupaciones asumía el rotativo. Reflejaba el periódico el acontecer cotidiano de la actividad portuaria en el puerto de Santa Cruz de La Palma, detallando la entrada y salida de vapores e incluso facilitando el nombre de sus pasajeros. En sus páginas, y dentro de la crónica social, se informaba además de los natalicios, defunciones y de las personas operadas en el hospital palmero y su estado de salud; así como de la visita de personalidades de la vida política, social y cultural, con el cine como principal espectáculo del momento.

En el corto periodo que va de julio a agosto de 1936, podemos distinguir una evolución en cuatro etapas en DIARIO DE AVISOS. La primera, antes del golpe de Estado del 18 de julio. Hasta ese día pudo mantener una línea editorial independiente, reflejando el acontecer social, cultural e institucional palmero y, en menor medida, tinerfeño; y secciones dedicadas a la actualidad nacional e internacional, mediante las noticias recibidas por el servicio cablegráfico y por radio. Apenas dedica importancia y espacio a las noticias de política, reducidas, en todo caso, a la información parlamentaria que llega de Madrid. En ciertas informaciones y artículos se va observando el aumento de la crispación social y política, sobre todo a escala nacional, con alusiones a constantes huelgas y disturbios en la Península. E informa de los plenos del Ayuntamiento de la capital palmera.

Tras el golpe de Estado se abre una segunda etapa, en la que el periódico aún no está controlado por los militares rebeldes, y apenas ofrece información local sobre el alzamiento militar. En este periodo de confusión, el diario no se publica del 19 (habitual descanso dominical) al 23 de julio, y, cuando vuelve a salir el día 24, deja claro que ha sido “debido a las actuales circunstancias por que atraviesa España, por el levantamiento de parte del Ejército, contra el Gobierno de la República, y por haberse declarado la huelga en esta población”. Esa jornada aún saca a la luz una nota del Gobierno civil, en la que informa de la situación de la insurrección militar y da un mensaje de confianza en que no saldrá derrotada la República.

Una tercera fase del periódico en estos convulsos días comienza el lunes 27 de julio (el 25 tampoco se edita, y el 26 no salía por descanso dominical), en que se aprecia cómo los militares ya imponen contenidos al periódico: en primera página se publica un discurso de Franco.

Los siguientes días (hasta final de mes) la actualidad sobre el alzamiento casi desaparece, y se reduce a algunos anuncios de la Comandancia Militar y de su gabinete de prensa. Poco a poco se va difundiendo más actualidad de la guerra en la Península, siempre ya desde la perspectiva del bando nacional.

La última etapa que abarca este estudio comienza el 7 de agosto de 1936. Establecida ya oficialmente la censura de prensa por los militares alzados (el decreto correspondiente a esa medida lo publica ese día el periódico), se nota claramente cómo la Comandancia Militar toma ya el control absoluto de los contenidos del periódico al punto de que toda la publicación se dedica a los discursos y decisiones del bando nacional, y, en suma, a una información acorde con los fines propagandísticos sobre la evolución de los acontecimientos que sacudían España.

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Una primera histórica. El 24 de febrero de 1981, DIARIO DE AVISOS informaba del fracaso del golpe de Estado que lideró el teniente coronel Tejero, y acompañaba esa información de un inequívoco editorial en el que condenaba la intentona golpista y salía en defensa de las libertades democráticas en España. / DA[/sws_grey_box]

Cabe destacar que en los días posteriores al levantamiento franquista, tras volver a publicarse el 24 de julio, el periódico mantiene una línea de discreción en la crítica situación que vivía el país. La única información relativa al golpe de Estado ese día procederá de un comunicado de la Delegación del Gobierno de la República, haciendo constar que “se nos remite para su inserción la siguiente nota”, en la que se hace un repaso de los acontecimientos en Valencia (desde donde Martínez Barrios, presidente de las Cortes, y Ruiz Funes, ministro de Agricultura, “alientan al pueblo para terminar con la rebeldía y los privilegios injustos que lo han promovido” ), Córdoba (donde los leales a la República logran someter a los rebeldes, haciendo 400 prisioneros) y Sevilla (que ha sido bombardeada y va a ser asaltada por 20.000 efectivos fieles a la República: entre fuerzas de asalto, Guardia Civil, milicias y tropas leales).

El día 27 de julio, y tras no salir a la calle el sábado 25 sin que se dé explicación alguna, la noticia de apertura en portada es un discurso de Franco, aunque aún el periódico se cuida de dejar claro la fuente de la noticia: “La Comandancia Militar de esta Isla nos remite para su publicación esta nota”, como dando a entender que no es por propia iniciativa del diario. Se trata de una alocución en la que el futuro dictador llama a defender la causa de los golpistas, cuya rebelión justifica por “la anarquía” reinante, la violencia, las “huelgas revolucionarias” que paralizan la economía y abocan al “hambre”, los ataques a los monumentos y tesoros artísticos, la ausencia de un orden constitucional respetado, el “desgarramiento territorial” por los regionalismos, todo ello, según el general, ante “la negligencia y la malicia” de las autoridades republicanas.

El 8 de agosto constituye el límite de este reportaje, ya que ese día marca un precedente en los contenidos del DIARIO: la propaganda de la sublevación franquista se adueña de todo el periódico (en medio de la cual continúan publicándose anuncios de empresas privadas).

Así, ese día, la primera página, y ya a modo de editorial, la encabeza un artículo titulado La salvación de España está asegurada, y se afirma que la victoria nacional se acerca en Madrid “por el glorioso Ejército que tan admirablemente dirige el heroico general Franco”. A renglón seguido, figura un discurso del nuevo comandante militar de Santa Cruz de Tenerife, González Peral, siguiendo la retórica propagandística del momento, en el que exhorta a los obreros a sumarse al Movimiento y a abandonar las ideas comunistas, en una capital con mucha tradición anarquista: “Escasas horas faltan […] para que los traidores y traficantes -pretorianos de Stalin-comercien con el honor de la Patria con la torpe y bestial avaricia que los amasadores de oro en el infierno del Dante. ¡Tinerfeños en pie! ¡Viva España!”.

Se publican artículos ya de exaltación patriótica nacional-católica, como uno que afirma: “Debemos buscar en las austeras virtudes raciales todo lo que la maternidad prolífica de España alumbró después de su grandiosa y magnífica UNIDAD, mantenida a través de los siglos por las garras rampantes de sus águilas bicéfalas los cuatro puntos cardinales de la tierra”. Fue habitual desde entonces en el periódico detallar la relación de donantes al ejército franquista.

Como si de un sarcasmo se tratara, la Comandancia Militar saludaba ese 8 de agosto la llegada de 400 cruceristas británicos, presumiendo de que han podido visitar La Palma “en total tranquilidad”, y advierte de que “contrasta esta actitud sensata de los extranjeros que nos visitan con la apatía de muchos palmeros de la capital de la isla que han abandonado la población dando acogida a injustificadas alarmas, que en los actuales momentos deja en entredicho su patriotismo”. La guerra fratricida entre españoles ya no tenía vuelta atrás. Y el periodismo había quedado en cuarentena.

En 1976, ya en la Transición, el periódico cambia de manos y se traslada a Tenerife. El 23 de febrero de 1981, otro golpe de Estado, el del teniente coronel Tejero, amenaza la incipiente democracia. Al día siguiente, DIARIO DE AVISOS se convierte en uno de los escasos rotativos de España que publica un editorial en defensa de las libertades democráticas: “Pedimos que se juzgue a los autores de este delito contra la democracia y la convivencia pacífica de un pueblo, condenamos con firmeza la acción de golpistas incontrolados que sumen en la tristeza y en el terror a toda la nación, y exigimos de nuestros gobernantes firmeza en su acción. (…) Nuestro sí rotundo a la Constitución, al orden establecido y a las instituciones”, preconizó, sin ambigüedades, en su primera página, este diario.