“El conocimiento que persigo es siempre oscuro e incierto”

Jesús Hernández Verano
Jesús Hernández Verano, artista. expone ‘Cantos de ceniza’ en la sala anexa del Centro de Arte La Recova. / DA

El portuense Jesús Hernández Verano expone en La Recova de Santa Cruz la colección Cantos de ceniza, formada por ocho obras en las que combina diferentes procesos creativos. Una cita con las formas y los sentidos. La muestra se puede visitar hasta el próximo viernes, día 30.

-¿Qué es Cantos de ceniza?

“Una instalación que se ha proyectado como un trabajo específico para La Recova. Es un proyecto en el que intento movilizar los sentidos, los objetos como vestigios, señal de la existencia de un cuerpo que ya no está más ahí, de la visión, de lo frágil, de actos de exclusión y el implacable paso del tiempo. Un espacio en el que cada elemento adquiere su significancia en relación a todos los demás”.

-Son obras de interpretación abierta, ¿Acaso una forma de hacer más participativo el papel del espectador?

“El creador trabaja en soledad. Ni tan siquiera con esta entrevista estoy cerrando la muestra con unas posibles claves de lectura. Siempre he creído que las extensiones de la experiencia y las expresiones de la existencia son, finalmente, una mirada hacia el interior de las cosas, hacia el espacio interior de la obra misma, de donde emerge el reflejo y la alteridad, allí es donde se producen y se tejen las tramas de la significancia. Es el espectador quien tiene la última palabra, y donde su contestación consigue el logro del proyecto, creo que es un bucle infinito”.

-Un espectador especial…

“Dice Paul Celan que la poesía es un regalo para la atención. Espero a un espectador que esté predispuesto con una actitud abierta y receptiva de antemano. Nietzsche lo sabía cuando publicó su Zaratustra con el subtítulo de Un libro para todos y ninguno. Para todos los que se aprestan a trabajar en el sentido de la obra, y para ninguno al que le falte esa atención paciente. Estamos en un mundo donde la información y las imágenes se dan a un ritmo vertiginoso. Quiero que el espectador se detenga por unos instantes y se deje llevar, que salga de la sala de forma distinta a como entró”.

“Intento que las cosas, formas y colores pasen por mí previamente”, afirma el artista

-¿Existe un mensaje unitario en esta muestra?

“Quisiera múltiples posibilidades de lectura, porque cada espectador viene con una bagaje diferente, con una sensibilidad distinta. Para mí, la obra muestra múltiples anclajes e irradia hacia territorios que me interesan: el sujeto de la experiencia, los modos de ver, los actos de visión, los procesos de representación, la imagen del doble, la proyección de la alteridad, la sombra del vacío, la mirada que huye, el murmullo de la nada, la mirada del sordo, el aliento entreoído, el cuerpo entrevisto, lo frágil, la declaración de amor, el silencio. Son algunos puntos que entretejen una red de referencias que subyace debajo de las formas y las configuraciones materiales de Cantos de ceniza”.

-En la muestra hay desde dibujos a piezas objetuales intervenidas. ¿Cómo planifica un proceso creativo tan complejo?

“Nunca he creído en compartimentos estancos. Las cosas se relacionan, se entrelazan, se ramifican en múltiples caminos. Y me resulta enormemente fructífero como espectador aquellos trabajos de creadores donde utilizan varias herramientas formales como vehículos de sus propuestas. En mi caso, se trata de ir perfilando un sistema de conocimiento de uno mismo y de los demás, más allá del propio cuerpo y de la propia obra, para fundirse en una sola entidad que pudiera englobar todas esas ideas relativas del ser humano con su existir, con su experiencia en el mundo y del mundo, con su entorno espiritual, con sus proyecciones y deseos, sus espacios y sus vacíos, sus miedos, su interior y su silencio, sus pérdidas”.

-El proceso procedimental, la cocina artística de la muestra, ¿obedece a una intención clara?

“Todo obedece a una voluntad de que todo forma parte del proceso creativo. Siempre ha sido así, desde que estudiaba en la facultad. Intento que las cosas, formas y colores pasen por uno previamente. De la soledad y de lo oculto. De la fragilidad y de lo íntimo. Me sirve que todo tenga un paso previo de estudio, de análisis, de contemplación y hasta de sanación, como las piezas Aungenloss de la exposición, donde se ve perfectamente que el proceso procedimental ha influido en la terminación de la propia obra. Este conocimiento que poseo de las herramientas artísticas, de conservación además, me ha servido para dar cursos y talleres o que realice piezas específicas a artistas ya consolidados que han pedido de mis servicios, o mi propia academia de arte, Volaverun art”.

-¿En qué próximos proyectos trabaja?

“El conocimiento que persigo con el arte es siempre oscuro, incierto, enigmático, abierto, inagotable como todo conocimiento, como toda realidad. No alzo los brazos hacia las hojas luminosas del árbol. Hundo mis pies y manos, raíces abajo, en busca de esa luminaria oscuridad. Y surgen cosas sin uno premeditarlas. Aparecen sin más”.