tenerife

La excepción que se convierte en norma

fp Kayros05.jpg

El próximo martes entregarán casi 3.000 kilos de comida y lo harán a unas 100 familias. Son una parte de las más de 600 que atiende la Asociación Kairós cada mes en Santa Cruz de Tenerife, desde su sede ubicada en el barrio de Los Gladiolos. De esas 600, en lo que va de año, más de la mitad han acudido a todas las entregas regulares que tienen lugar los primeros jueves de cada mes, lo que supone que lo que debería ser una ayuda puntual se ha convertido en un recurso de primera necesidad para el más de un millar de personas en las que se traducen esas familias. Benjamín Barba es el presidente de Kairós y es el responsable de gestionar una estructura que cuenta con 60 voluntarios que se hacen cargo como explica, no solo de hacer las entregas de comida sino también de escuchar, dar ánimos o simplemente permanecer en silencio cuando la situación lo requiere. “No sólo se trata de dar alimentos sino también dignidad, humanidad”, señala Barba. “Muchas veces nos encontramos con usuarios que acuden por primera vez y te dicen que sienten vergüenza por tener que pedir alimentos y te cuentan cómo han llegado a esta situación. Nuestra labor, además de la de ayudar, es simplemente apoyar, escuchar, decirles que estamos ahí y que los apoyamos”, añade el presidente de la ONG.

Los datos que ofrece la asociación son escalofriantes y asegura su presidente que, aunque es cierto que hay más gente trabajando, la realidad es que “son trabajos por muy pocos días o con sueldos precarios con los que las familias tienen que decidir entre comer o pagar los recibos”. En esa decisión la existencia de entidades como Kairós hace que tomarla sea algo menos traumática, si eso es posible.
Las 625 familias que cada mes tienen que apoyarse en esta asociación se traducen en cerca de 2.000 personas, de las que 546 tienen menos de 15 años, “estamos hablando de que el 27% son menores”, aclara Barba. Esto supone que casi el 50% de los usuarios tienen niños a su cargo. La mayoría de las familias están compuestas por cuatro miembros pero como explica el presidente de la asociación, “cada vez son más las agrupaciones familiares donde niños y padres viven con los abuelos, los tíos…”.

Reconoce Barba que ha habido un cambio de perfil en los usuarios. “En un principio acudían a nosotros la clase media que se ha convertido en pobreza emergente. En el 2010 eran personas alrededor de los 40 años que venían con la expectativa de que sería algo temporal. Después de años sin trabajo nos encontramos que esa misma gente ha perdido sus capacidades”.

Control

El presidente de Kairós señala que “son personas que las ves y sabes que están sumidas en una depresión que incluso abandonan su cuidado personal”. Ante esta situación, este voluntario se pregunta “cómo vamos a reinsentarlos si ellos mismos ya no saben cómo poner en práctica sus habilidades”. Por eso huye de un sistema asistencialista y pide que las administraciones implementen programas que ayuden a estas personas a una verdadera reinserción social-laboral y recuperen su independencia.

Esta asociación, desde el principio, estableció un mecanismo de control para asegurarse de que se atendía a personas con verdaderas necesidades y por eso solo entrega alimentos a las que vienen derivadas de los servicios sociales u otras entidades que a su vez derivan a Kairós. “El 70% de los usuarios vienen desde el Instituto Municipal de Atención Social (IMAS), el 21% desde el Servicio Canario de Salud (SCS) y el 6% restante de distintas ONG”, explica Barba. El sistema de reparto se hace en función de las necesidades de las familias, así tienen cajas preparadas para los casos urgentes y las que se entregan cada jueves se llenan en función de las necesidades de cada familia.
“Donde hay menores ponemos potitos, leche, cereales para el desayuno. Por ejemplo si sabemos que hay niños entre 3 y 15 años nos aseguramos que tengan nocillas o patés para la merienda además de los cereales del desayuno”. Kairós recibe sus fondos del Banco de Alimentos que a su vez se encarga de distribuir las partidas procedentes de Europa. Como señala Barba, estos llegan a veces con retraso pero por la burocracia de Madrid que obliga a miles de trámites. “Sí que es cierto que quizá estén algo descompensados como por ejemplo en las cantidades de garbanzos. Las familias nos suelen decir que con un paquete por mes es suficiente y sin embargo por ejemplo la leche, en la fase anterior, a penas enviaron 5.000 litros”. “En esta entrega -continuó- han triplicado la cantidad al darse cuenta de que era insuficiente”.

Aquellas personas que quieran colaborar directamente con Kairós también pueden hacerlo, alimentos que ellos incorporan en cada una de las entregas que realizan. “Hay empresas que colaboran con nosotros de forma desinteresada y luego gente que nos ayuda como por ejemplo un señor al que le había salido bien un negocio y quiso destinar unos 400 euros a ayudar a los demás. Nos preguntó que nos hacía falta, dijimos que aceite, y nos donó 400 litros”. Leche, galletas y potitos, además de aceite, es lo que más se necesita.

Recaudación para potitos, cereales y leche

Desde el 14 de octubre y hasta el 14 de noviembre, Kairós inicia una campaña de crowdfunding para la compra fundamentalmente de alimentos infantiles como potitos, cereales, leche o patés y cremas para las meriendas. La campaña la hace Kairós conjuntamente con el área de Voluntariado del Cabildo de Tenerife. El Otoño Cultural de CajaCanarias también colabora con Kairós. Concretamente, el 13 de noviembre, cerrará el ciclo de conferencias Miguel Ríos y Luis García Montero, encuentro por el que se cobrará una entrada cuya recaudación irá destinada íntegramente a esta asociación. Aquellas personas que además quieran colaborar con la ONG pueden dirigirse a su sede, ubicada en la calle Alcalde Mandillo número 17 (junto a la Iglesia Evangelista) y allí, en el horario establecido pueden dejar sus donaciones.