reflexión

Los exseminaristas – Por Juan Pedro Rivero

No es extraño que se busquen y reúnan los alumnos de algún colegio para recordar aquellos hermosos años de estudio en el que compartían la fuerza de la juventud y las bromas propias de antaño. Antiguos alumnos de la Universidad, antiguos alumnos de La Salle, del Colegio Virgen del Mar, antiguos alumnos de las Escuelas Pías…

La semana pasada me encontré con los organizadores de un encuentro especial que tendrá lugar el día 12 de octubre, aprovechando la Fiesta del Pilar, en Santo Domingo de La Laguna, junto al antiguo Convento de dominicos que fue, desde su fundación en 1877 y hasta 1974, la sede del Seminario Diocesano de Tenerife. Se van a encontrar y reunir antiguos seminaristas que anduvieron por aquellos pasillos y descubrieron entonces que Dios les pedía andar por otros caminos. De aquel encuentro me quedo con un comentario hecho por ellos, con la sinceridad en la mirada, sobre aquellos años: “Al Seminario le debo lo que soy”. Y lo decían dos maestros jubilados que, después de una vida larga, miran atrás y agradecen aquellos años cargados de formación humana y cristiana.

Yo también podría decir como ellos. Al Seminario le debo cuanto soy. Y hoy, 138 años después de su fundación, el Seminario sigue siendo escuela y taller, casa familiar e itinerario formativo para adolescentes y jóvenes que no descartan en su vida la dedicación al ministerio sacerdotal (Seminario Menor) o han optado ya por entregar su vida a dicho ministerio y se forman específicamente para ello (Seminario Mayor).

Los años de formación deben ser cuidados con esmero y atención. La vida de una persona puede ser de una manera o de otra, si acertamos a ofrecerle una sólida formación en la que pueda desarrollar todas las capacidades que la naturaleza le ofrece y, a través de la cual, Dios se regala. La formación recibida, incluso con sus errores y equivocaciones, es un don que nos sitúa sobre los hombros de las generaciones pasadas contemplando la fuerza vital de las generaciones que llegan. La formación nos empapa en la cultura en la que es posible ser persona.

No puedo menos que felicitar, sinceramente, a los exseminaristas que siguen agradecidos al Seminario Diocesano de Tenerife.

@juanpedrorivero