EMPRESARIOS: ANTONIO LÓPEZ BONILLO

Historias irrepetibles

ANTONIO LÓPEZ BONILLO

POR ANTONIO SALAZAR

Hay determinadas actividades empresariales que hoy sería impensable poderlas iniciar. No ya por ausencia genuina de demanda, también por las trabas legales que habrían de afrontar antes de la apertura. También, es cierto, porque la misma actividad es fruto de una creciente petición para que se brinde desde lo público, al convertir el objeto empresarial en uno de esos derechos básicos que aparentemente son incontrovertibles: la educación. Pero hace 50 años había una instrucción eminentemente privada y abundante y aunque hoy se repita hasta la saciedad que contamos con las generaciones mejor preparadas, no hay dato internacional que avale tal premisa y mucho menos la idea que la acompaña: que esto ocurre merced a la expansión de la educación obligatoria y, básicamente, pública.

-Antonio López Bonillo comenzó con el Colegio Cisneros casi por accidente. Su vocación previa era hacer carrera militar pero no ser admitido le obligó a explorar nuevos horizontes.

“Me vi con 20 años sin oficio ni beneficio, así que me puse a dar clases particulares. Quiso la fortuna que le diese clase a los hijos de la directora del Colegio Jesús de Praga, hoy el Adonai. Un día hablando con Otilia, le empiezo a preguntar por un montón de cosas y llego a la conclusión de que mejor montaba un colegio, una osadía”.

-Hay cosas que solo pueden empezarse de esa forma osada…

“Alquilé una casita, por el barrio del Uruguay en 1964. Pedí un préstamo y comenzó la aventura. Ahora se dice que a los emprendedores la banca no les presta pero entonces ni siquiera nos recibían. Así que conseguí 20 mil pesetas con una prestamista privada a la que le pagué casi el doble en un año. Y con cuatro alumnos inició la actividad”.

-Cuatro niños y un préstamo por pagar, supongo que sería una especie de hombre orquesta en el colegio…

“Lo hacía todo, hasta barrer. José Hernández, de Hernández Hermanos, me financió un vehículo, un micro con el que recogía y devolvía a los niños a sus casas. Cuando llegué a contar con 20 ó 30 alumnos, ya pomposamente llamado Colegio y me atreví a llamar a mi padre. Él tenia un sentido del humor fantástico, un genio. Le di una tarjeta en la que ponía director y me respondió: ‘Hijo, esto está bien para una fonda’. Se me cayó el mundo encima”.

-Una época en la que los colegios no eran como hoy. No es que cualquiera pudiese tener uno peor había muchos.

“Había más de trescientos colegios de esas características, casitas que se aprovechaban para montar dos, tres o cuatro clases hasta que los niños cumplían 10 años. Luego ya se iban al bachillerato y posteriormente tenían la reválida. Pero en la reforma de Villar Palasí ya obliga a contar con una dimensión distinta y mayor. Decidimos meternos en ese follón y hasta hoy”.

-Antes de la reforma ya habían dejado la casita original.

“Sí, en unos tres años ya nos desplazamos a Vistabella, donde hoy seguimos conservando la escuela infantil. Esto fue importante, fuimos mejorando las instalaciones y adaptándolas a las nuevas leyes sobre la enseñanza. Ya en 1990 nos trasladamos al Valle Tabares, donde habíamos construido la primera fase de lo que hoy es el Cisneros Alter. Aquí hemos ido creciendo año tras año hasta llegar a lo que somos hoy. Eso sí, nos falta rematar la faena con el proyecto que tenemos aprobado para construir la piscina pero que está pendiente de que se apruebe el Plan General de Ordenación de La Laguna… Me gustaría verlo, pero como tarde tanto como el de Santa Cruz”.

-No es mal progreso.

“No, sentimos orgullo por esto. Pero también fue duro, muy duro. No solo por el trabajo que hacía en los inicios, es que nuestras primeras vacaciones fueron pasados once años, ya con los niños nacidos y pretendiendo pasar más tiempo con ellos. Es que también teníamos clases y cursos de verano. Hoy empleamos a 140 personas”.

-Se puede decirse que ha valido la pena pero, ¿sería posible repetir la historia hoy?

“Volvería a ser tan osado como entonces, eso seguro. Pero con la ley en la mano, ya no sería tan sencillo. Debes contar para empezar con un mínimo de 10 aulas, eso ha cambiado”.

-Habla de la ley, leyes educativas hemos tenido unas cuantas y ya se anuncian nuevas para la próxima legislatura si hay cambio de Gobierno.

“En los poco más de cincuenta años que llevo en esto he conocido seis o siete leyes de educación. No me equivoco si digo que son muy pocos los alumnos que han empezado y terminado su educación con la misma ley. Yo aspiro a que cualquier reforma ¿educativa? o de enseñanza tenga como objetivo principal al alumno y el esfuerzo que debe realizar en la búsqueda de la excelencia”.

-Cuando hablamos de la evaluación de la educación española y lo mal retratada que salimos en el informe PISA solemos pasar por alto que los centros privados y concertados sí tienen el nivel que consiguen los países más avanzados.

“En España hay buenos y muy buenos colegios de iniciativa pública, de iniciativa privada o social. Los que tienen concierto y los que no. Pero sí creo que sería conveniente analizar las razones por las que las familias (entre el 25 y el 30%) prefieren centros privados. Nosotros abogamos por un sistema de cheques educativos para todos los centros de enseñanza, públicos y privados, para que cada familia pueda elegir el centro de su preferencia sin que estén condicionados por sus capacidades económicas”.

-Por el centro han pasado muchos alumnos, algunos con destacadas carreras profesionales.

“Hoy son unos 1.600 pero han pasado muchos miles de alumnos y me consta que la mayoría se han situado profesionalmente bien en casi todas las ramas del saber, de la ciencia, de la empresas.. Conocemos casos de triunfos en el Banco Mundial, de profesores en Universidades extranjeras, de empresarios con éxito, de políticos, deportistas, ingenieros, médicos etc. etc. Lógicamente nos sentimos orgullosos de todos ellos y nos alegramos de sus triunfos y nos apena cuando nos enteramos que no lo han logrado”.

-Las crisis les ha afectado tanto como a otros sectores.

“Pues claro que la última crisis nos ha afectado: la trayectoria de ampliación anual de unidades escolares se ha estacionado porque estamos en mil quinientos cuando la capacidad del Centro supera los dos mil. Lógicamente hay que reducir gastos y procurar que los recursos con los que se cuenta lleguen a mas personas y durante mas tiempo”.