El pasado domingo por la noche reapareció Jordi Évole en la Sexta con el programa Salvados, y lo hizo, nada más, y nada menos, que con un cara a cara entre Pablo Iglesias de Podemos y Albert Rivera de Ciutadans (C´s), dos líderes de nuevo cuño y estilo dispuestos a tener una charla a pecho descubierto, sin guión previo, ni preguntas preestablecidas, ni siquiera, respuestas prefabricadas.

El escenario de lo más natural del mundo, donde quedamos la inmensa mayoría de los mortales cuando provocamos un encuentro para charlar de algo en concreto, o, simplemente, porque habitualmente nos vemos para degustar el café de la amistad. Podría haber sido en una cafetería de tu barrio o el mío, entre la gente sencilla y trabajadora, sin focos deslumbrantes, ni mesas de caoba, ni sillones giratorios, ni gráficos, ni pingas en vinagre. Una mesa redonda de formica, con cinco sillas y tres café con leche. ¡Y a palicar! Jordi preguntó según guión de la calle. Hablaron del PP y PSOE, patronal y sindicatos, del salario mínimo, del paro, de la ayuda básica, de la reforma laboral, del contrato único, de privatizar o requisar, de condenar el franquismo, sanidad, educación, incluso, y mientras viajaban juntos en una furgona dirección al plató natural, hablaron de sus vidas privadas. De manera distendida, sin perder la compostura, educada y respetuosamente, ambos líderes se fueron pronunciando sobre todo aquello que a la gente le interesa, sólo algunas cuestiones, muy pocas, quedaron sin respuesta pendiente de decidir en el programa electoral. Ahora somos los espectadores los que tenemos la última palabra. Daré la mía, por supuesto. Al Albert Rivera lo veo muy escorado a la derecha, desde luego en lo económico, sin ninguna duda, está más a favor de multinacionales, bancos y eléctricas, que de la clase trabajadora. Mientras que el Pablo Iglesias está más por la gente que viene sufriendo los estragos de la crisis, por devolverles la dignidad humana, sobre todo la infancia. ¡Usted mismo/a!