tribuna

Instinto de supervivencia – Por Nereida Castro

Los seres vivos tenemos una fuerza interior que nos impulsa a seguir adelante, a seguir viviendo a pesar de las dificultades, es nuestro instinto de supervivencia. Pero cuando somos niños, nos encontramos ante determinadas situaciones de vulnerabilidad y dependemos en gran medida de nuestros padres y cuidadores.

Khaled pesó casi 4 kilos al nacer en Alepo (Siria) en enero de 2011, dos meses antes de que empezase la guerra. Era un bebé muy saludable, pero el conflicto obligó a su familia a huir y vivir como desplazada, sin ingresos y con una incertidumbre extrema. Su madre tuvo que dejar de darle el pecho porque tenía mucho estrés y tampoco tenía dinero para comprar leche en polvo.

Cuando Khaled empezó a tener diarreas y deshidratación, su madre empezó a temer por su vida. Con 3 años pesaba solo 6 kilos, cuando lo normal en un niño de su edad son 13. Tenía desnutrición aguda grave y los temores de su madre no eran infundados. La desnutrición aguda grave es la cara más terrible de la desnutrición. El riesgo de mortalidad es muy alto, los niños pueden morir si no reciben atención médica y tratamiento de manera inmediata.

Este tipo de desnutrición afecta a 17 millones de niños en todo el mundo. Entendida como una combinación de la falta de alimentos y la aparición de enfermedades, deja a los niños sin fuerza, sin vitalidad. No sonríen, ni siquiera lloran. Y lo más terrible de todo, pueden llegar a perder el apetito, el instinto más básico de supervivencia. La mirada de un niño que sufre desnutrición es una de las imágenes más violentas que nos ofrece la pobreza.

Se trata de un problema complejo que no está recibiendo los recursos necesarios ni para prevenir su aparición ni para su tratamiento y que acaba con la vida de casi 3 millones de niños cada año. Solo pasa a un primer plano cuando se producen situaciones de emergencia extrema, como la que viven actualmente los niños en Sudán del Sur.

Sin embargo, es posible acabar con ella. Tenemos suficiente conocimiento y experiencia como para prevenir la desnutrición infantil. Sabemos el periodo fundamental para prevenir la desnutrición crónica: el embarazo y los dos primeros años, lo que se conoce como los 1.000 días críticos para la vida. En esta etapa es cuando se produce el desarrollo básico, por lo que la falta de alimento y atención adecuada puede generar daños físicos y cognitivos irreversibles que le afectarán el resto de su vida.

El fomento de la lactancia materna, la promoción de hábitos de higiene, como el lavado de manos, la creación de instalaciones adecuadas de agua y saneamiento, o una atención sanitaria adecuada para los niños y sus familias, son algunas de las acciones necesarias para prevenir la desnutrición en todas sus formas. Y el otro gran ámbito de actuación tiene que ver con el tratamiento de la desnutrición aguda grave. Tradicionalmente, la forma de actuar contra ella consistía en ingresar a los niños afectados en hospitales o centros de tratamiento especializado, donde se les sometía a regímenes alimenticios de base láctea. A pesar de su eficacia, resultaba costoso y el acceso de los niños y niñas a este tipo de centros era bastante limitado.

En la actualidad, el tratamiento de la desnutrición no requiere hospitalización salvo en los casos más extremos. Los alimentos terapéuticos listos para usar se pueden tomar en casa. Los sobres milagrosos, como los llaman ya los médicos, se producen de una manera relativamente simple y ya existen fábricas en algunos países de África.

Gracias a este tratamiento, el protagonista de nuestra historia, el pequeño Khaled, se recuperó. Ahora pesa 11 kilos. En los centros de tratamiento de la desnutrición, que UNICEF apoya en los países en desarrollo, hay miles de historias de supervivencia como las de Khaled. En 2014, junto a nuestros aliados, proporcionamos tratamiento contra la desnutrición aguda a 2,3 millones de niños en situaciones de emergencia, y este año esperamos llegar a muchos más, porque nuestro trabajo es defender los derechos de los niños, y la supervivencia es el primero de todos los derechos.

*unicef canarias