nombre y apellido

Joaquín Castro

Entre los líricos mejor dotados espiritual y técnicamente y, sin duda, más pulidos de la Generación del 27, está el santanderino Gerardo Diego, octogenario tímido y cordial que, en su acogedora casa en una tarde madrileña y para una entrevista de prensa, definió la poesía como un adecuado instrumento para tratar y procesar recuerdos. Se refería, y me lo explicó, a la poderosa sugestión de una primera imagen, que se archiva en clave de metáfora; a la recuperación de un episodio, triste o grato, dulce o ácido del pasado; al pálpito y la intuición que nos determina una actitud o un estado de ánimo. Ante el amable envío del último libro de Joaquín Castro San Luis refresco las palabras del autor del más bello romance dedicado a un río español (Río Duero) y, en paralelo, a la miscelánea de asuntos y emociones que el escritor descubre o recupera por los caminos, que ese es, precisamente, su título. En ese rumbo lo conoció y valoró también la prologuista Elsa Hernández Baute que, por encima de otras consideraciones, anota la pureza, sencillez e inteligibilidad de los versos, tanto en la concepción como en los resultados y, para fundamentarlo invoca a Juan Ramón Jiménez en “la inocencia desnuda” con la que se le apareció la poesía. Con trazo impresionista -y es oportuno hablar de técnicas pictóricas en la escritura de un atento observador del arte- descubre lugares e interpreta hechos, habla de la geografía y la amistad, del amor y de la nostalgia, y traza, como a golpes de espátula, los perfiles de un lugar nuevo y las formas familiares de un rincón querido, las visiones del Crucificado y la Madre Dolorosa desde una fe arraigada y que necesita compartir. Con versos cortos, directos -cada uno resulta y suena como una impresión, una afirmación, una sentencia- o en textos eufónicos que se alejan voluntariamente del análisis crítico en busca de la inspiración y el pulso humano, Castro San Luis comunica a sus fieles lectores la memoria del Teide colosal que, además de una isla y un archipiélago, custodia un cuadrante atlántico o perpetúa la inocencia directa de un pintor -Máximo Escobar- cuya singularidad dentro del panorama plástico de Canarias y su innato poder expresivo valoramos ambos. Regalos poéticos e ilustraciones plásticas completan la publicación que sale bajo los auspicios del Círculo de Amistad XII de Enero.