Julia Rodríguez: “Ser feliz haciendo lo que te gusta es el 80% del éxito de cualquier iniciativa”

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Hay momentos de la vida en que el camino se bifurca. Diversas circunstancias personales o laborales obligan a plantearse un cambio de rumbo, tomar decisiones y apostar por un futuro en forma de pequeña y mediana empresa. En tiempos de crisis la palabra emprender podría significar para muchos arriesgar, pero lo cierto es que hay casos en los que se convierte en renacer. Fue lo que le pasó a Carmen Julia Rodríguez Expósito, una directora de banca que tras 29 años dedicada a este oficio se vio sin trabajo y con una edad que no facilitaba mucho la inserción laboral. En ese momento optó por hacer de su ilusión un reto, y gracias a la ayuda del Cabildo a través de la Fundación Insular para la Formación, el Empleo y el Desarrollo Empresarial (Fifede), ahora es una mujer feliz tras las puertas de su propio negocio.

El consejero de Empleo, Comercio, Industria y Desarrollo Económico, Efraín Medina, recuerda que la Corporación insular está apostando mucho por generar empleo en la Isla, “y lo hace apostando por varias vías, como puede ser la de la formación en habilidades y materias a los jóvenes o a los colectivos más desfavorecidos, o fomentando la empleabilidad con ayudas a las empresas. Todo suma, y debemos hacerlo juntos en la misma dirección”.

En Fifede cualquier emprendedor puede hacer viable su proyecto laboral gracias a un equipo de expertos que ofrece, de manera gratuita, servicios de información, orientación, formación y subvenciones a la inserción, con el objetivo de colaborar en la generación del crecimiento, la competitividad y el empleo. Fomentar la emprendeduría y contribuir a la mejora formativa de trabajadores por cuenta ajena y autónomos, son los pilares que centran el Plan de Acción por el Empleo, una iniciativa que cuenta con más de un millón y medio de euros en ayudas, y a la que se acogió Carmen Julia Rodríguez.
Desde el pasado mes de mayo, su boutique de moda masculina y femenina Renacer, ubicada en la calle Bethencourt Alfonso, número 4, de la capital tinerfeña, es una realidad.

-¿Qué circunstancias la llevaron a abrir su propio negocio?

“El pasado año me quedé en paro después de casi media vida trabajando en el sector de la banca. Me vi con 48 años, con una familia y sin saber qué hacer. Desde siempre la idea de tener una tienda de ropa propia era algo que me hacía ilusión, pues me encanta el trato con el público y, además, me apasiona el mundo de la moda. Así que al verme ya con una edad y tal, y como estaba el panorama de trabajo me lancé y decidí hacer de mi sueño una realidad. Por primera vez pensé en mí”.

-¿Cuándo pudo hacer realidad su proyecto y qué ofrece para diferenciarse de otros negocios similares?

“Abrí el pasado 6 de junio. Sé que lo hice en una época mala con las rebajas y las vacaciones cercanas, pero a pesar de ello no me puedo quejar porque el negocio va bien. Mi idea era contar con un local pequeño en el que ofrecer ropa para mujeres y hombres con un estilo casual y elegante. Por ello, antes de dar el paso estuve durante mucho tiempo buscando un distribuidor exclusivo para aportar algo diferente, lo cual finalmente encontré con la firma francesa Amelie Amour, la cual sólo vendo yo en toda Canarias. Es diseño francés pero con precios muy buenos, pues lo más caro que puedes encontrar ronda los 49 euros. Además, gracias a este distribuidor ofrezco también ropa o accesorios como bolsos o calzado que corresponden a las primeras colecciones de firmas internacionales como Versace, Armani o Guess, lo cual me permite rebajar el precio de estas marcas a casi el 50%”.

-¿En qué sentido la ayudó Fifede a materializar su proyecto?

“Me enteré de la ayuda que ofrecía el Cabildo a través de un amigo que se había hecho autónomo. Acudí a Fifede en busca de información y allí me asesoraron muy bien y me guiaron en todos los pasos que tenía que dar para solicitar el pago único por desempleo, con el cual pude poner en marcha el negocio. Luego, en la Ventanilla Única de la Cámara de Comercio arreglé en un solo día el resto del papeleo. Sinceramente, emprender no es complicado si cuentas con la información necesaria y, en mi caso, fue vital”.

-¿Necesitó financiación?

“No necesité pedir un crédito, pues gracias a mis ahorros pude alquilar el local y reformarlo a mi gusto, pues no fue un coste muy grande. Es cierto que el inmueble estaba muy deteriorado, pero entre mi marido y yo lo arreglamos poco a poco. Pasamos muchos meses aquí dentro y sólo íbamos a casa a dormir, pero al final nos ahorramos un dinero y quedó a mi gusto. Tenía claro que lo más importante era la ubicación y tras mirar por otras zonas terminé eligiendo el centro de Santa Cruz”.

-¿Entra en sus planes contratar a un empleado?

“Me encantaría y si el negocio funciona contrataré a alguien para que me ayude, al menos con los turnos. De momento estoy empezando y es muy pronto para tomar una decisión en ese sentido. Aunque ahora estoy sola, y es un trabajo sacrificado porque pasas muchas horas detrás de un mostrador, en cambio estoy muy ilusionada”.

-¿En qué sentido le ha cambiado la vida tras convertirse en empresaria?

“El trabajo que tenía anteriormente era más espinoso y absorbía casi todo mi tiempo. Ahora, la experiencia es más que positiva. Las cosas hay que hacerlas cuando te sientes con fuerzas y ganas y, en mi caso, mi familia me apoyó desde el primer momento. Si me equivoco lo único que perderé será tiempo y dinero, pero nunca podré arrepentirme de no haberlo intentado. Cuando eres feliz haciendo lo que te gusta, el 80% del éxito de que cualquier iniciativa funcione dependerá de ello. Yo, de momento, soy feliz”.

-¿Le daría algún consejo a alguien que se plantee abrir un negocio?

“El único consejo es que se tengan los pies en la tierra. Los estudios de mercado sirven para algo, y si visualizas la idea y es tu ilusión, entonces lánzate. En mi caso se ha cumplido un sueño”.