El dardo

El lío de la carne

Buena se ha liado a cuenta del consumo de ciertas carnes y de sus posibles efectos cancerígenos. La culpa hay que buscarla en la pésima elaboración, y su posterior lamentable difusión, de un informe de la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer, tutelada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), sobre la carne procesada y el cáncer colorrectal. La realidad es que nadie, tampoco la OMS, pide que se deje de comer cualquier clase de carne procesada y/o embutidos; lo que sí recomienda la OMS es un menor consumo de esas carnes, incluyendo la llamada roja, ya que así se reduce el riesgo de padecer diversos tipos de cáncer, en especial de colon. Pero eso no quiere decir que la carne no deba formar parte de una dieta saludable y equilibrada; simplemente, se recomienda su consumo moderado porque el abuso está científicamente demostrado que tiene efectos negativos sobre la salud. Pasa igual con alcohol, tabaco, azúcar, sal u otros artículos -pueden producir cáncer si uno se pasa en su ingestión-, y otro tanto sucede con los malos hábitos de vida y con la contaminación ambiental o por arsénico y amianto, que suelen causar graves problemas de salud. Pero al consumidor debe quedarle claro que la carne es una fuente esencial de nutrientes, sobre todo proteínas, vitaminas y aminoácidos, y que ningún producto, tampoco la carne, suele ser bueno para la salud si se come en exceso. El ser humano siempre ha sido un gran consumidor de carne; lo fue en sus primeros tiempos, cuando cazaba animales como principal suministro alimenticio, y desde que se hizo sedentario siguió la misma tónica, sobre todo tras domesticar al cerdo y la gallina. La alarma infundada y la notable confusión que se han creado estos días a cuenta del informe de la agencia citada al comienzo ponen de relieve la necesidad de comunicar y saber interpretar con rigor y claridad extrema este tipo de trabajos y, en general, todos aquellos que guarden alguna relación con la salud. Tanto por sus implicaciones en la opinión pública como por el grave daño que pueden causar a algún sector, en este caso el de la producción de carne, de gran importancia para la economía nacional y que lógicamente no está de acuerdo con la generalización y frivolidad con que se ha tratado este asunto.