tribuna

Nazareth Hernández

El espacio entre el sol y el mar es el título que Nazareth Hernández ha dado a la muestra pictórica que realiza en el Círculo de Amistad XII de Enero. El sol que da luz y alegría a las caras que presenta en sus cuadros y el aire del mar que broncea y da belleza a sus cuadros.

Nazareth se ha convertido en una pintora a la que le gusta darnos a conocer los rostros de las personas. Es una estudiosa de las miradas y de las facciones que presenta en cada uno de sus trabajos. Los colores, la luz y el mar son sus alicientes, con los que ha trabajado y se ha sublimado ella misma, pues me confiesa que es lo que le gusta llevar a sus óleos.

Los valores atmosféricos, lumínicos, ópticos y de completa formulación adquieren en la obra de esta pintora un alto nivel conceptual que acaba siendo plasmado de forma digna, gracias a una ejecución segura y siempre como base el buen dibujo, el que ella practicó en su carrera, siempre al servicio de sus trabajos. No hay en sus caras grandes contrastes, ni exceso cromático, ni tan siquiera una marcada expresividad agresiva; todo en su obra es equilibrio y control, formulación serena, captación de lo humano. Es lo que ella se ha propuesto en el recorrido de los trabajos que vemos en la galería de arte.

Una luz propia revitaliza su obra, de aquí lo del título, el sol y el mar. La luminosidad que emplea la sabe infundir en profundidad. Cuando se inicia en esta temática, es porque la ama, reflejándola en toda ella, con el valor añadido del dominio técnico y honestidad pictórica. Sabe ver con mirada de artista, sabe encontrar los momentos idóneos para retratar una cara, con alegría o con tristeza, o tal vez ella en el subsconsciente, las crea. El resultado es siempre un trabajo firme y bien resuelto.

En la obra de Nazareth hay gusto por la figura, elaborada con una singular pericia a través de pinceladas de notable riqueza y con gran variedad de color, subrayando el dinamismo y la viveza de las formas humanas que surgen de sus manos. En esta exposición hay alegría en las caras de las niñas, y en los gestos de las personas mayores, donde el dolor no aparece en ningún momento. Sus cuadros están cuidadosamente estructurados. Estos retratos nos invitan a percibir la esencia del espacio en que habitamos. Ese espacio gira entre el sol y el mar.