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Pádel, el gigante invisible

El pádel sigue haciéndose grande en la pequeña geografía tinerfeña. Si en 2011 había censadas alrededor de 170 pistas en la Isla, el número se ha incrementado hasta las 227 que existen en la actualidad, 122 de ellas construidas bajo iniciativa privada dentro de los clubes que intentan explotar este deporte que, pese a los años de recesión económica, se mantiene en línea ascendente en cuanto al número de practicantes se refiere.

Siendo un deporte bastante joven, fundado en México en los 60, difundido en España en los 70 y los 80, puesto de moda en buena parte gracias a José María Aznar en los 90 y explotado a partir del nuevo siglo, el pádel en Tenerife ha pasado, en apenas 25 años, de contar con tan sólo dos pistas escondidas en el complejo deportivo Tenisur, en Las Américas, hasta las más de dos centenares. No sólo las pistas se han multiplicado, también lo ha hecho el número de practicantes, de marcas relacionadas con esta modalidad deportiva, de tiendas que explotan estos productos… sin embargo contrasta este crecimiento con la poca repercusión mediática que se le concede a un deporte que diariamente es jugado en Tenerife por cerca de cinco mil usuarios.

Y es que la presencia del pádel en los medios de comunicación es lo único que no ha aumentado en estos 25 años. La crisis se ha ido llevando por delante a los emprendedores que buscaron a través de una página web el proporcionar a los aficionados al pádel un rincón donde mantenerse informados.

El pádel se entiende como una modalidad deportiva fácil de practicar, accesible para todo el mundo, que no tiene que contar con una condición física excepcional para ser practicante y que mantiene una importante carga social por aquello de tener que compartir pista con otras tres personas más.

La expansión del pádel ha sido enorme en los últimos años y concretamente desde mediados de la década pasada hasta estos tiempos. La facilidad con la que se puede empezar a jugar a este deporte permite a gente de todas las edades acercarse a él. A eso se une el abaratamiento del coste de este deporte que estaba considerado para gente pudiente hace algunos años y que ahora está al alcance de todos.
El pádel, por sus características y sus condicionantes, no puede ser exportado a los centros educativos o, por ejemplo, a centros penitenciarios o a lugares de integración, donde sí pueden llegar otras muchas modalidades deportivas que no necesitan un espacio definido y limitado para practicarse.

Este deporte, como muchos otros, cuenta con una ventaja. No es indispensable tener licencia federativa en vigor para practicarlo. A través de la Federación Canaria de Pádel, que gestiona esas licencias, lo que sí se puede optar es a estar clasificado dentro de los ranking de la propia institución y para ello hay que disputar los torneos organizados por la misma. El resto de torneos de iniciativa privada son libres de contar en sus cuadros de juego con jugadores con licencia en vigor o no. Las licencias se han incrementado en los últimos tiempos a nivel canario donde ya se han sentado las bases con la creación del circuito de menores y la histórica participación de un combinado de menores en el Campeonato de España por Autonomías celebrado hace pocas fechas en tierras murcianas.

Pero estos éxitos apenas son referenciados en los medios tinerfeños. No es un problema exclusivamente insular, ni siquiera regional y así lo plantea el periodista especializado Javier Casadesús, que entiende que el pádel, además de ser joven y poco expandido mundialmente, cuenta con un complejo de inferioridad que le hace cuestionarse permanentemente si son los medios los que le tienen manía a la especialidad deportiva que tratamos.

“Sencillamente creo que el problema es más nuestro que de los medios. La mayoría de empresas de comunicación son privadas y en caso de ser públicas no creo que en estos tiempos se dediquen a perder dinero. Porque pienso que esa es la clave porque el pádel es practicado por millones de jugadores y para nosotros es una de las actividades principales, pero evidentemente las grandes empresas no creen que puedan tener el retorno económico suficiente que justifique su inclusión en un lugar preferencial”, considera Casadesús que entiende que la clave es “que nosotros mismos hagamos ver a las empresas de comunicación que ofrecemos algo que les reportará beneficios. No conozco a ningún empresario que desaproveche una opción de negocio. Si hubiera patrocinadores dispuestos a colaborar con publicidad en los medios, seguro que la cobertura sería mucho mayor, pero esos patrocinadores solo apostarán cuando tengan datos sobre la mesa de un seguimiento por parte del aficionado que justifique su inversión”.

“No se trata pues de mendigar espacios entre los medios de comunicación o exigirles un trato que creemos merecer. Se trata de hacerles ver que el pádel es una apuesta beneficiosa para ellos”, concluye. Fue la marca española J’Hayber la que planteó hace algunos años la relación entre el pádel y los medios de comunicación. Lo hizo en una mesa redonda abierta llamada I Encuentro Pádel-Prensa, donde actuaron como ponentes el ex tenista Manolo Santana, uno de los responsables de la expansión del pádel en España; Miguel Medina, presidente de la Federación Española, César Inglés, presidente del por aquel entonces circuito mundial del pádel (Pádel Pro Tour); los periodistas Sergio Sauca (Director de Deportes de Telediario Fin de Semana de TVE) y Gerardo Riquelme (redactor jefe del diario Marca) y los jugadores Gaby Reca, Hernán Auguste, Miguel Lamperti y Matías Díaz.

Riquelme, por aquel entonces, destacó que “la nula o escasa influencia de este deporte en televisión es un handicap muy importante para su desarrollo” mientras que para Sergio Sauca las dificultades residían en “la complejidad técnica del espacio y la rapidez del juego que dificultan las retransmisiones televisivas”.

Otro aspecto en que inciden los profesionales de los medios de comunicación es la ausencia de un referente nacional. Con mayoría de jugadores argentinos copando los primeros puestos de las clasificaciones del circuito mundial, es el sevillano Paquito Navarro el primer español de nacimiento que en los últimos años se ha atrevido a cuestionar la hegemonía argentina. El andaluz podría ser el Pau Gasol que tuvo el baloncesto nacional en su momento, el Fernando Alonso que encontraron los aficionados para engancharse a la Fórmula Uno o el Rafa Nadal que devolvió la ilusión de los aficionados españoles del tenis y despertó el gusanillo en otros muchos más por las hazañas del balear. Son dimensiones mediáticas que, de momento, el pádel no ha podido alcanzar.

Sixto Hernández, uno de los jugadores habituales en los torneos locales, que ha participado en varias pruebas del World Pádel Tour (y anteriormente en el extinguido circuito Pádel Pro Tour) es de la misma opinión ya que considera que “hay actividad casi semanalmente en Tenerife y es muy poca la información que se refleja de esta actividad mediáticamente hablando”.

Hernández, que forma parte del equipo profesional de la multinacional deportiva J’Hayber, renacida precisamente gracias a los productos que vende relacionados con el pádel, es de la opinión de que “este deporte sería aún más grande si se le hiciera más caso en los medios”.
Tenerife se ha quedado sin las tres webs que trabajaban alrededor del pádel (ypadel.com, canariaspadel.com y doblepared.es) y el hambre del aficionado apenas se sustenta de los programas Gente de Pádel y Todo-Pádel, de Es Radio y Radio Marca, respectivamente.

Fernando Belasteguín es el número uno mundial en la actualidad y miembro de la pareja más legendaria de la historia del pádel junto a Juan Martín Díaz. El de Pehuajo declaró durante una estancia en Tenerife que el pádel necesita “mucha más difusión mediática de la que tiene en la actualidad” con el único y fundamental fin de que pudiera ser observado “por las generaciones venideras y que estas tengan una referencia visual como la puede tener el tenis, el fútbol, el baloncesto o muchos más deportes que tienen el mismo nivel de participantes que el pádel y que, sin embargo, están más arraigados mediáticamente”. De momento, el padel sigue siendo un gigante invisible para los medios de comunicación.