tribuna

La paz, con el enemigo – Por Fermín Bocos

Decía el malogrado Isaac Rabin (primer ministro de Israel y Premio Nobel de la Paz en 1994 junto a Yasser Arafat) que la paz se firma con los enemigos. La frase la hizo suya hace unos días nuestro ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, para referirse a las conversaciones sobre el futuro de Siria que buscan poner fin a la guerra civil que destroza aquel país. Es una filosofía en la que el pragmatismo tiene la primera y la última palabra. Pacificar Siria como paso esencial de un plan para combatir, hasta su liquidación, al llamado Estado Islámico. Conversaciones en las que EE.UU. y Rusia son actores clave, pero en las que también tiene voz la Unión Europea. El principal escollo es la selección de los interlocutores procedentes de las partes en conflicto. Francia y el Reino Unido, países que se han implicado militarmente en la región mediante operaciones aéreas contra objetivos del Dáesh, rechazan la perspectiva de mantener en el poder a Bashar Al Asad. Sin embargo es la condición puesta por Rusia, aliado de Damasco, al igual que el Irán de los ayatolás. La posición de Washington es menos rígida. John Kerry, el secretario de Estado, tiene frescos los logros del pacto con Irán para controlar el programa nuclear y de resultas de aquella experiencia se muestra más receptivo y pragmático. Es probable que al final sea Rusia quien aporte la solución diplomática más presentable para todos los actores de este drama. Solución que podría pasar por la formación en Damasco de un Gobierno de transición en el que estuvieran representadas todas las partes enfrentadas. También aquellos sectores de la sociedad que vienen apoyando al clan Al Asad. No es descartable que a medio plazo el dictador acepte la idea de exiliarse si le fueran dadas garantías de que no iba a ser procesado por el Tribunal Penal Internacional por los crímenes cometidos durante la guerra. Hay ejemplo de exilios que en su día indignaron a la opinión pública pero que fueron respaldados bajo el paraguas de la realpolitik que se justificaba como mal menor. Sería el caso del último Sha de Persia o, en otro contexto, el de Idi Amin Dadá, el carnicero caníbal de Uganda. Tiempo al tiempo.