LUNES MINERAL

Un plan para el Lago

Como no es frecuente que el pleno del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz apruebe iniciativas políticas por unanimidad, hay que destacar el hecho cuando se produce. Y como quiera que se trata de una relativa al complejo turístico Costa Martiánez, necesitado de una actuación vigorosa que entrañe una revisión profunda de la gestión que se ha venido haciendo en los últimos años, ese acuerdo político es acreedor de esperanza y de confianza.

Ya veremos cómo se traduce. Por ahora solo es un primer paso pero indicador de una voluntad política que, en sí misma, contiene un compromiso para trabajar en una misma dirección: el complejo tiene que dejar de ser noticia por aspectos negativos, como han venido menudeando, incluidos los oscurantismos en determinadas fases de la gestión cotidiana, las redes políticas clientelares tejidas sin control y hasta algunas diferencias políticas fruto de un reparto de competencias poco operativo y coherente.

La joya de la corona merece un tratamiento constante y sostenible que signifique, de forma visual, la voluntad de todos, trabajadores y usuarios, en mantenerlo en perfecto y atrayente estado de utilización.

Hay que valorar y ser conscientes de lo que ha significado esta infraestructura para el desarrollo de la ciudad y de la isla entera.

El caso es que el pleno, a propuesta del Grupo Municipal Socialista, ha aprobado afrontar un Plan Integral del Gestión para el complejo. Teóricamente, con ello se garantiza la titularidad y la gestión pública. Para los socialistas en el Ayuntamiento, es fundamental que el Plan “ayude a sacar todo el aprovechamiento posible de Martiánez”. Este aprovechamiento es un concepto que debe estar ligado a la calidad de las prestaciones de servicios que allí se haga. Importa tanto el acceso físico a la instalaciones como el mantenimiento de las mismas y la atención en las unidades interiores de explotación (u n usuario nos comentaba personalmente días pasados que a las seis de la tarde pidió en uno de los bares un paquete de papas para su hijo y el dependiente le ofreció un bocadillo de salchichón, porque ya había recogido todo y no le iba a hacer abrir de nuevo para despachar el paquete de papas). Que el Plan también sirva, por cierto, para impedir la instalación de mobiliario y elementos decorativos poco o nada armónicos con las características del complejo, como denunciamos en solitario hace unas semanas. No digamos de la colocación de lonas o soportes publicitarios en los tejados de las edificaciones de la Isla del Lago. Hay que poner punto final al mal gusto, al abandono, al pasotismo, al oscurantismo y al deterioro sin freno.

Entonces, si como parece desprenderse, la privatización ya no entra en los planes de quienes desde hace años abogaban por ella -pudimos, durante nuestra pertenencia a la corporación, frenar un intento en el último minuto-, se trata ahora de no perder demasiado tiempo en la elaboración de ese Plan Integral -no sobraría hacer consultas ciudadanas sobre el particular- e implementarlo. Como bastión de los recursos públicos, hay que cuidar y rentabilizar al máximo el complejo y hay que esmerarse en la gestión, revisando todo lo que sea necesario para evitar el caos que se barruntaba y se critica, sobre todo, en redes sociales.