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Los Salesianos innova al implantar el ajedrez como materia obligatoria

El ajedrez y tener un iPad por alumno, dos novedades desde 2011. | DA
El ajedrez y tener un iPad por alumno, dos novedades desde 2011. | DA

“El mundo en el que vivimos ha cambiado. Ya es hora de que el mundo en el que estudiamos también lo haga”, escribió recientemente en su Facebook el director del colegio Salesiano de La Orotava, Emilio Torres. Con esta premisa, el centro decidió en 2011 renovar su proyecto educativo, e incluyó como una de sus principales novedades el ajedrez como asignatura obligatoria desde el primer ciclo de Infantil.

El último informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA) recomienda introducir esta disciplina en la escuela por considerarla una especie de “gimnasio mental” que “ayuda a los niños a controlar impulsos y genera pensamiento estratégico y habilidades para el razonamiento matemático”, sostiene Torres.

Así, desde pequeños, los alumnos de los Salesianos se familiarizan con las piezas, se disfrazan de fichas y con un tablero gigante que tienen en el suelo interaccionan de manera vivencial. El juego se desarrolla en nueve módulos diferentes, pasando de uno a otro de manera gradual hasta sexto de Primaria, donde terminan con un buen nivel. En Infantil y los dos primeros cursos de Primaria la asignatura es impartida por cada tutor y a partir de Tercero, por dos profesores expertos.

Pero esta no es solo la única novedad que ha implementado el colegio, que cuenta con 1.076 estudiantes y 70 profesores, para adaptarse a las demandas de la sociedad actual, ya que “si la vida va a un ritmo la escuela no puede ir a otro diferente”, subraya el director de Salesianos.

UNA NUEVA VISIÓN DEL AULA
El refuerzo del bilingüismo, un huerto escolar cuya cosecha se dona a ONG y casas de acogida, y la posibilidad de que cada alumno tenga desde que entra al centro un iPad para poder investigar y descubrir el mundo, se unen a un aprendizaje emocional, basado en inteligencias múltiples, y a una nueva visión del aula. Esta ya no es vista como un lugar “inerte” en el que hay que escuchar de forma “tediosa al profesor”, sino como una interindependencia en la que cada niño tiene una función diferente y en la que aprenden unos de otros.

Las salas se han decorado especialmente, para que cada cambio de asignatura repercuta también en el espacio y los alumnos “hagan conexión” con el aprendizaje de ese momento. De este modo, “cuando llegan a las de Inglés y Francés parecen que están en Gran Bretaña o Francia”, mientras que en las de Matemáticas, Lengua y Sociales están impregnadas con símbolos y dibujos alusivos a estas materias.
Emilio Torres cree que el camino que se inició en 2011 es una apuesta decidida, en la que también se han comprometido el claustro y las familias, convencidos de que se puede diseñar la escuela del futuro, en la que el aprendizaje emocional y la capacidad para afrontar problemas ocupan un lugar fundamental.