apuntes de patafísica

El audífono

Es una mezcla de sentimientos. Una ambivalencia en la que, me temo, predominan las emociones negativas. A Gerardo Díaz Ferrán, quien fuera todopoderoso presidente de la CEOE, el jefe de casi todos los jefes, se le ha estropeado el audífono. Y ese contratiempo ha llevado a aplazar hasta enero el juicio que se celebra en la Audiencia Nacional y en el que está acusado, junto a Iván Losada, su supuesto testaferro, de quedarse con 4,4 millones de euros de más de 4.000 clientes de Viajes Marsans. Díaz Ferrán posee ya dos condenas, una de cinco años y medio de cárcel, y 1,2 millones de euros de multa, por el vaciamiento patrimonial del Grupo Marsans, y otra de dos años y dos meses, y 99 millones de euros de multa, por fraude a Hacienda en la adquisición de Aerolíneas Argentinas.

Suponiendo que uno se olvidase del contexto y mostrase cierta empatía hacia ese señor sentado en el banquillo, podría ver en él a un jubilado desvalido, vulnerable, al que los achaques comienzan a hacer mella. Pero no podemos olvidar el contexto. El expresidente de la CEOE pasará a la historia infame de esta crisis que aún no acaba con una frase memorable: “Solamente se puede salir de la crisis de una manera, que es trabajando más y, desgraciadamente, ganando menos”. Conociendo lo que vino después, pero también antes y durante, esta afirmación, pronunciada hace algo más de cinco años, ejemplifica buena parte de lo que ha ocurrido en esta crisis que ha acabado con las ilusiones y el empleo de tantas y tantas personas. Un gran festín con reservadísimo derecho de admisión en el que no ha faltado de nada, donde las cuentas corrientes de los más listos de la clase aumentaban de forma exponencial, al tiempo que las facturas las pagaban -ahora sí- de forma solidaria todos los españoles.

Aunque, si uno lo piensa mejor, casi lo peor es la certeza de que aquí nadie ha aprendido la lección, y el banquete se reanudará en cualquier momento.

O más terrible aún, que la fiesta realmente todavía no ha acabado, solo que ahora hay que disimular un poco más; pues ya se sabe, la gente es muy morbosa y le encanta contemplar la pena del telediario.