LITERATURA

“El exhibicionismo literario es una soberana ridiculez”

Agustín E. Díaz Pacheco (Tenerife, 1952) . / ANDRÉS GUTIÉRREZ
Agustín E. Díaz Pacheco (Tenerife, 1952) . / ANDRÉS GUTIÉRREZ

Agustín E. Díaz Pacheco (Tenerife, 1952) es un autor reconocible y reconocido. Poseedor de una escritura poliédrica y punzante, su obra ha sido objeto de estudio en universidades americanas. Estos días presenta nuevo libro, Línea de naufragio (Izana editores), una colección de relatos en torno al factor humano y la compleja cotidianidad.

-¿Un libro de cuentos cómo se lee mejor, del tirón o con cierto reposo entre una historia y otra?
“Generalmente todo libro se lee mejor en soledad, la que puede permitir suficiente concentración y que se pueda abrir un brevísimo descanso entre una ficción y otra, si se trata de narrativa, por ejemplo”.

-¿En Línea de naufragio qué tiene más peso: el imaginario o experiencias vividas?
“Considero que predomina lo imaginario. Opté por decantarme por lo relativo a una estricta ficción. Sin embargo, en algunos relatos existe determinada interpretación del medio en el que se vive o bien este se distorsiona, pero es como un extraño eco de nuestras múltiples otredades”.

-El mar, la Isla, el Archipiélago. Su condición de canario está muy presente en el temario del libro.
“Soy un canario complejo, por cuanto tengo ascendencia portuguesa. Mi bisabuelo materno nació en Lisboa, profesor de piano, y tenía a su vez antecedentes vasco-españoles. Quizás por ello siempre he mantenido gratitud hacia Portugal y Euskadi. La insularidad condiciona pero puede ser superada, al menos en buena parte”.

-El ser humano, su naturaleza, también tiene una cuota importante de protagonismo. ¿Qué hay más: historias de terceros o algo de autorretrato?
“Existen personas que cultivan la observación y el hecho de escudriñar. Me identifico plenamente con lo que acabo de exponer. Y es que desde siempre lo he intentado. Cuando se pierde la curiosidad, la incesante búsqueda de los detalles, la persona deja de existir. Resulta imprescindible incluso lo que no podemos contemplar; quedaría entonces el momento para imaginar, viene a suponer una especie de tercer ojo”.

-De las 14 piezas del libro, ¿por cuál recomendaría empezar?

“Pues por el inicio, por el relato titulado Bedieza, lo efectué deliberadamente”.

-Su literatura no se caracteriza por ser de lectura fácil. ¿Para quién escribe?

“En absoluto soy partidario del facilismo narrativo, subcategoría muy diferente respecto a la difícil categoría de la sencillez. En tal sentido, le exijo al lector, de lo contrario estimo que lo traicionaría, al igual que me exijo a mí mismo; en cierta manera soy un lector de mis propias impresiones, de indagar en mí y en los demás, de atreverme legítimamente a imaginar”.

-Pese a no ser un autor de masas, su obra ha cruzado el Atlántico e incluso ha sido objeto de estudio en universidades americanas. ¿Cómo ha sido ese viaje?
“La cultura canaria, su componente literario, es prácticamente desconocida cuando no ignorada, a veces da la impresión de que displicentemente, en el resto del Estado español, salvo excepciones. Fue una sorprendente e inesperada decisión tomada en el Department of Romance Languages de la Universidad de Georgia, y esencialmente propuesta por el excelente profesor y escritor uruguayo, radicado allí, Jorge Majfud, que fue muy amigo de Eduardo Galeano. Mis textos quedaron inscritos en un syllabus que comprendía desde el año 2004 al 2007. Eso es posible porque existen sociedades y personas, obviamente, generosas y que además detestan la envidia. Mi recordado padre y su hermano residieron en el sur de EE.UU., Chicago y Nueva York; me referían muy positivamente tal experiencia. Luego, yo mismo la pude comprobar en aquella y otras naciones. Muy al contrario, en España la envidia es una especie de deporte nacional, y en Canarias la envidia supone una especie de heterodoxo credo casi religioso”.

-El prologuista del libro, Jorge Majfud, escribe de usted: “Nunca se le ha reconocido como se merece”. ¿Está de acuerdo?

“Conocí personalmente a Jorge Majfud hace 15 años. Lo entrevisté periodísticamente. Me impactó su accesibilidad, su elegante sencillez; una persona reflexiva y crítica, bastante inteligente y dotada de cultura. Si él ha incidido en lo que usted expone será por alguna legítima razón que él, conociéndolo como lo conozco, calibró con la minuciosidad que lo caracteriza”.

-¿Para cuándo su próxima novela? ¿Tiene algo en camino?

“Por supuesto que sí. Tengo dos novelas más, ambas inéditas, de 300 y 100 páginas, respectivamente. Y permítame decirle que un libro no debe ser medido por su excesiva extensión. También tengo un libro de relatos casi inéditos en su mayor parte, unas 100 páginas. Tiempo al tiempo. Continúo escribiendo solitaria y calladamente. Me resulta del todo ajeno el narcisismo, a veces patológico. El exhibicionismo literario es una soberana ridiculez”.