CHURCHILL

Es la tele, oiga, es la tele

Es la tele, oiga, es la tele
Como no puede ser de otra manera, hace ya mucho que los mítines y los carteles forman parte de la arqueología política española. Ahora es la tele (a su vez prácticamente fagocitada por las redes sociales) donde los candidatos cuentan con el albero apropiado para salir a hombros o que los manden de nuevo al corral. Podemos, al igual que Ciudadanos, no existiría sin el espíritu previo del 15M, pero donde se materializaron fue en la pantalla. Ahora claman porque Mariano Rajoy, como siempre hizo, prefiere ir a los programas deportivos que acudir a un debate. Tiene razón el que se lleva las manos a la cabeza al comprobar que, mientras los líderes del mundo libre deciden nuestro futuro, el gallego comenta el partido del Real Madrid. Pero eso le importa más bien poco: El partido de las Doce le gana por goleada al editorial de El País en cuanto a repercusión. Nos guste más o menos.

A la sordina en Las Raíces
Algo sigue fallando cuando para demoler un monumento conmemorativo de un golpe de Estado que tuvo lugar hace 79 años se opta por no avisar, no ya a la prensa, sino al propio ayuntamiento donde se encontraba. Primero lo esconden y luego vienen con la bravata de usar los restos para las cunetas. Quien los entienda…