MANUEL MARRERO: PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD COOPERATIVA CUMBRES DE ABONA

“Hay que potenciar el agroturismo en Canarias para que no todo sea sol y playa”

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J. G.

La cooperativa comarcal Cumbres de Abona es una de las pioneras de la isla de Tenerife en el sector de los vinos. Más de un cuarto de siglo después de su constitución, goza de una extraordinaria salud y es un ejemplo para otras cooperativas agrícolas de Canarias. Hablamos con su presidente, Manuel Marrero, sobre la situación de la entidad y la importancia del turismo para el sector.

-¿Cuándo se forma la cooperativa y con qué motivo?

La cooperativa se funda en 1989. El origen es el Plan Vitivinícola de Tenerife, que se estaba redactando por aquellas fechas y Arico quedaba descolgado de él. Entonces, nos pusimos los agricultores en marcha y en menos de dos meses ya teníamos solares, proyecto y doscientos socios impulsándolo.

-¿Tuvieron apoyo de las instituciones?

La verdad es que, aunque en un primer momento quedábamos fuera del plan, luego sí contamos con apoyo, tanto del Cabildo de Tenerife como de la Consejería de Agricultura del Gobierno de Canarias. Vieron el proyecto viable y nos apoyaron, y así logramos poner en marcha nuestra bodega, que es la primera bodega comarcal de Tenerife.

-¿Cómo ha evolucionado la bodega desde entonces?

En estos veintiséis años hemos avanzado mucho. Hemos ido creciendo y mejorando, hasta el punto de que, hoy en día, es la bodega más saneada económicamente de Canarias y, además, la más premiada.

-¿Qué premios destacaría y qué han significado para la bodega?

Hemos tenido premios de todo tipo, a nivel regional, nacional e internacional.

Destacaría la Gran Medalla de Oro al mejor vino de España concedida al flor de Chasna blanco joven en el año 2002, en el Salón Internacional del Vino. Este año hemos recibido el Gran Baco de Oro al mejor vino joven de España al Malvasía Testamento en barrica. Creo que es un reconocimiento al trabajo bien hecho.

-¿Cuántos socios tiene la cooperativa?

Figuran 726 socios, pero activos hay alrededor de cuatrocientos. Además, en la bodega trabajan diecisiete personas de manera fija. Tenemos veinte hectáreas de viñedos propios y otras veinte de campos de olivar.

-¿Se centran solo en el vino o han impulsado la diversificación?

Además de la producción de vino, tenemos la restauración, tenemos un campo de energías alternativas, tenemos cultivo de hongos, cultivo de olivos… Estamos trabajando con las instituciones para impulsar más el olivar, porque es necesario, es un sector que puede dar mucho que hablar en Canarias. Aparte de todo eso, fuimos de los primeros en Tenerife que pusimos un parque fotovoltaico, y va funcionando, aunque con algunos impedimentos.

-¿Qué aporta el modelo cooperativo al sector de los vinos y, en concreto, a la comarca de Abona?

El cooperativismo tiene un papel fundamental. En nuestro caso, la unión de más de setecientos agricultores nos ha permitido ser un lobby fuerte para defender y reivindicar las ayudas necesarias para el sector. También es una forma de repartir mejor la riqueza en la comarca. Los pequeños solos no iríamos a ningún lado, muchos pequeños hacemos uno grande.

-La Isla recibe varios millones de visitantes al año. ¿Cree que se aprovecha lo suficiente para promocionar los productos de la tierra y, en particular, el vino?

Creo que no, se podría aprovechar mucho más. Y no me refiero solo al enoturismo, al vino, sino al agroturismo, que abarca todo: la ganadería, las hortalizas, los olivos, los almendros… Sería un campo a explotar interesantísimo, pero habría que desarrollar una ley de agroturismo, que en Canarias no está desarrollada, a diferencia de otros lugares. Hay que potenciar el agroturismo para que el agricultor pueda comer de ese pastel que son los turistas. A los propios turistas les conviene también que no todo sea sol y playa, sino que también se promocione el campo.

-¿Qué actividades enfocadas al turismo realiza Cumbres de Abona?

Nosotros recibimos muchas visitas al año a la bodega, tenemos un restaurante con un salón de eventos para seiscientas personas. Nos visitan, ven la bodega, ven los campos de producción, conocen la almazara, a veces almuerzan o cenan en el restaurante u organizamos degustaciones…

-Antes era difícil ver vinos canarios en los hoteles de la Isla. ¿Ha cambiado esto?

Sí, sí ha cambiado. Yo recuerdo cuando los hoteles tenían solo una cajita de vino canario por si había algún compromiso. Hoy ya prácticamente todos los hoteles tienen vinos canarios. Nosotros lo tenemos muy bien distribuido, llevamos tres años que tenemos toda la producción vendida.

-¿Se está trabajando suficientemente la coordinación entre bodegas en la isla?

Sería bueno que se hiciera más. Hay poca coordinación, porque las bodegas a veces creen que su competencia son las otras bodegas canarias, y no es así, la verdadera competencia es la que viene del exterior. Lo canario se puede vender aquí perfectamente si no nos invadieran desde fuera con algunos vinos que son de mala calidad pero tienen mucho marketing.

-Han colaborado habitualmente con el Aula de Enoturismo de la ULL. ¿Puede contribuir la universidad a sacar profesionales que impulsen el sector en el futuro?

El Aula de Enoturismo realiza una labor muy buena. A la Universidad lo que le pediría es que se acerque un poco más al campo, que, antes de terminar la carrera, los estudiantes pasen un tiempo en las empresas del sector, porque tienen que coger experiencia.