TRIBUNA

La huella de tus labios

Parece, pero no los es. El título que he elegido nos lleva a todos a pensar que esto va de amor o pasión, nada menos cierto en este caso. Aquí solo verán una lucha entre el bien y el mal.

En lo relativo a la investigación criminal hay tres métodos tradicionales de identificación: la dactiloscopia, el ADN y la odontología. Dentro de esta última hablaré sobre huellas labiales que forman parte de la gran variedad de posibilidades investigativas con las que cuentan los profesionales, aunque lo cierto es que en España les falta un impulso.

La queiloscopía estaría incluida dentro de la odontología forense y toma gran importancia en la investigación de delitos de carácter violento como los sexuales, en los de violencia intrafamiliar y el maltrato infantil. Esta es una técnica más de tipo odontológica que nos va a permitir la identificación de personas basada en el estudio, registro y clasificación de los surcos localizados en la superficie mucosa de ambos labios. Otra cuestión interesante que nos puede aportar es que a través de estas huellas lábiles podemos obtener ADN.

Interesante, también, y de la cual hablaré en otro momento es la rugoscopia que se dedica al estudio, cotejo y análisis de las rugas palatinas, que por su forma, tamaño y posición en la zona anterior del maxilar superior, son únicas en cada persona.

Los labios son tejidos blandos del sistema estomatognático y de suma importancia en la investigación del crimen ya que se quedan grabados fácilmente en cualquier tipo de superficie lo que nos va a permitir su utilización como prueba, eso sí, en apoyo o complementaria de otras. Lo interesante de los pliegues y surcos labiales es que se mantienen en el tiempo y que por supuesto, son únicas en cada individuo; en 1950, LeMoyne Snyder, y con anterioridad en 1932, Edmond Locard señalaron que las arrugas y grietas de los labios tienen las mismas características que las huellas dactilares. Los patrones de los surcos del labio son diferentes en cada individuo, incluso en pares de gemelos. Snyder en su libro sobre las investigaciones en los homicidios relata un caso en el que una mujer fue atropellada por un vehículo, las huellas de sus labios en él fueron determinante.

Interesante e incluso innovado es el denominado Método Fraile, nombre que toma de su creador un agente de policía que tenía el reto de identificar de manera rápida cadáveres en un gran estado de putrefacción. La clasificación más importante sobre los tipos de labios fue la realizada en 1974 por el Dr. Yasuo Tsuchihashi que a través de un estudio entre la población japonesa pudo determinar que todas las personas están incluidas en algunos de estos y esto basado, como hemos indicado, en los rasgos más característicos de los labios, o sea; en la forma y las fisuras o surcos. Hay seis tipos: el tipo I que es vertical, compuesto por patrones de surcos longitudinales verticales completos, su variante, el tipo I” donde son incompletas con fisuras longitudinales; el tipo II con bifurcación y patrón en forma de Y; el tipo III que lleva un patrón entrecruzado, el tipo IV donde sus ranuras son de tipo reticular y en el tipo V en el que las ranuras no se encuentran en ninguno de los tipos I a IV y no se pueden distinguir morfológicamente.