LA COLUMNA

El no a Juan Rejón

Para quien no lo conozca, Juan Rejón era un hidalgo castellano cuya principal dedicación fue matar gente. Mató de todo, fundamentalmente musulmanes y aborígenes de islas como Gran Canaria y Lanzarote, pero también portugueses e, incluso, otros castellanos que le disputaban lo que consideraba suyo. Lo normal en un conquistador de estas Islas, ya que no parece aconsejable presentarse ante los guanches, tan duchos en quebrar cráneos a pedradas, sin un mínimo de bagaje homicida. Dicen que la historia se cuenta a gusto del que gana las guerras, y por eso será que, cinco siglos y pico después, se considera a Juan Rejón como el fundador de Las Palmas de Gran Canaria. Sin embargo, hace unos días perdió una batalla en las urnas: 429 vecinos de la otra capital regional votaron quitar su nombre a una calle, por 393 que prefieren que la conserve. Al final, el Ayuntamiento decidirá y no será baladí. Porque Rejón, al que mataron en La Gomera, sólo morirá para siempre cuando nadie lo recuerde.