Si no fuera porque sé que no hay boleto, pensaría que a Canarias nos ha tocado la lotería. Unos 997 millones de los fondos europeos Feder, cerca de 93 millones para programas de empleo, otro tanto para unificar la terminal del aeropuerto Reina Sofía, Las Chumberas… Una auténtica lluvia de millones. Lo dicho. Si no es porque sé que el 20 de diciembre hay elecciones pensaría que nos ha tocado el Euromillón. A día de hoy, nadie duda de que todo este dinero llega porque hay elecciones a un mes vista. Aun así, por los motivos que sea, bienvenido sea. Si por los comicios generales recibimos aquello que nos corresponde, por fin, pues no seremos nosotros quienes nos quejemos, pero lo que los ciudadanos no deben olvidar es precisamente esto a la hora de votar. Me cuesta creer que alguien vote a un partido determinado porque a un mes de las elecciones aportó el dinero que tenía que dar para la carretera o el aeropuerto o inauguró una plaza. La maquinaria ha comenzado y los periodistas vivimos el Día de la Marmota. Cuando llegan las elecciones siempre tenemos la sensación de que, aun cambiando a los protagonistas, la situación la hemos vivido. Ana Oramas, candidata de CC al Congreso de los Diputados, flanqueada por el presidente del Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso (porque si no, no sale ni de broma) volverá a su discurso de lo importante que es la presencia de CC en Madrid para conseguir cosas en Canarias. El PP insistirá en todo lo que ha hecho por las Islas y el PSOE intentará subsanar el error cometido por su empeño en mantener las listas abiertas. Lo positivo de todo esto es que en esta ocasión aparecen dos partidos nuevos: Podemos y Ciudadanos, que también van a pelear por un trozo del pastel y, además, por el tirón nacional, tendrán muchas más posibilidades que otros. En este caso es Coalición Canaria la perjudicada. El candidato de Podemos, Alberto Rodríguez (con sus rastas y todo), que destaca en su currículum su intensa labor activista, tiene muchas más posibilidades que Ana Oramas, que tiene todas las papeletas para perder su escaño en el Congreso. Se acabó aquello de que gracias a que estamos en Madrid, Canarias tiene mejor Sanidad o mejores carreteras. Nos vendieron la moto. Y nosotros la compramos. La diferencia es que ahora somos conscientes de que los diputados que irán con nuestros votos a sentarse en el Congreso sean de Podemos, Ciudadanos, PSOE o PP son igual de canarios que los de CC.
maldito parné