cuadernos de áfrica

Quedándonos preñadas… – Por Rafael Muñoz Abad

Dibujar el mapa del integrismo es complicado, pues se trata de un juego de vasos comunicantes entre el norte de África, Oriente medio y otras zonas geográficas caso de Asia central y Somalia. El enemigo es global y la era digital lo ha vuelto todo inmediato. Añadiendo complicaciones, no lo hemos hecho nada bien en Libia derrocando a Gadafi y ganándonos un estado a la deriva trufado de grupos terroristas en pleno Mediterráneo. Los panarabismos, la casbah argelina, las hermandades, las madrasas afgano-pakistaníes o los barracones patera de Dubái y Qatar, donde los trabajadores esclavos de Pakistán, Yemen o Sudán se hacinan, han confluido a un pensamiento homogéneo bajo una interpretación perversa del Corán.

El Estado Islámico puede estar en cualquier barrio de Europa. No es una cuestión norteafricana o siria ni se trata de una presencia física en sí, es una concepción ideológica que lo convierte en un enemigo discreto y complejo de eliminar en nuestra sociedad desunida y repleta de “derechos”. La exclusión social favorece el crecimiento de guetos donde las corrientes islamistas cristalizan ganándose adeptos entregados a la causa: matar. El buenismo y la debilidad de las izquierdas europeas, infantiles, ilusas y con un discurso social distorsionado, ha sido la brecha por la cual ya los tenemos en casa con nuestros pasaportes y acogidos a unos derechos civiles que conocen mucho mejor que nosotros… “Quedándonos preñadas subiremos el censo y a patadas os vamos a echar de aquí”; palabras textuales en un ambulatorio andaluz.

¿En España es sólo cuestión de tiempo? Cataluña es la región europea con mayor porcentaje de musulmanes, lo cual no debería ser un riesgo pero ante lo acontecido [potencialmente] lo es. La barrera idiomática y el sentimiento de comunidad en los barrios musulmanes hace difícil desactivar a los radicales del resto. El integrismo se disfraza entre la masa gris de la inmigración siria, en los botes repletos de expatriados que parten de Libia o en las lecturas del Corán en los pisos mezquita de Londres, París, Estocolmo o Ceuta. ¿Y quién pone el dinero? Arabia Saudí, Emiratos Árabes y Qatar; origen del pensamiento wahabita.

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