ECONOMÍA

Stop barbacoas

El sector ganadero, del que dependen más de 14.000 familias en Canarias, reconoce temor ante un posible descenso en las ventas de cara a la Navidad. / DA
El sector ganadero, del que dependen más de 14.000 familias en Canarias, reconoce temor ante un posible descenso en las ventas de cara a la Navidad. / DA

¿Debería dejar de comer carne? ¿Si como solomillo o salchichas tengo riesgo de padecer cáncer? ¿Ya no puedo hacer una barbacoa? Estas y otras muchas preguntas son las que nos hacemos desde que el lunes pasado la Organización Mundial de la Salud (OMS) encendiera todas las alarmas al emitir un informe demoledor que concluía que la ingesta de carne roja y procesada aumentaba el riesgo de padecer cáncer.

El revuelo llegó a tales extremos, que a finales de semana la propia OMS tuvo que salir al paso y aclarar que la carne sí debe comerse porque entra dentro de la pirámide de la alimentación, pero “con moderación”. El caso es que ahora, una vez soltada esta bomba de relojería a nivel mundial se hace muy difícil reconducir la situación y eliminar de nuestras mentes la relación carne-cáncer.

Todavía es muy pronto para saber los efectos que esta noticia ha podido tener sobre la venta de carne. Pero lo cierto es que si la OMS hubiera hecho público este informe a principios del mes de diciembre, en plena campaña navideña, las consecuencias para el sector hubieran sido catastróficas.

El secretario general de la Asociación de Agricultores y Ganaderos de Canarias (Asaga), Hernán Tejera, reconoció que hay “preocupación” en el sector por cómo puede afectar a las ventas de cara a la Navidad y señaló que la OMS “debería haber matizado mucho más la noticia antes de soltarla”, porque en Canarias hay más de 14.000 familias que dependen de la producción ganadera de manera directa.

En este sentido, Tejera quiso lanzar un mensaje de tranquilidad y responsabilidad. Tranquilidad porque la carne es una “fuente de suministro de proteínas que tiene que formar parte de nuestra dieta de una manera moderada”. Y de responsabilidad a la hora de elegir siempre productos de calidad y leer con detenimiento el etiquetado de las carnes procesadas. En este caso, el producto local juega un papel importantísimo. Tejera lo explicó de manera clara: “Cuando los ganaderos canarios producimos carne, leche o huevos, estamos sometidos a una serie de normas, muy rigurosas, a las que no están sometidas los productos que proceden de terceros países, es decir, de fuera de la Unión Europea. Y Canarias, por desgracia, se abastece en buena medida de estos productos porque están exentos del pago de impuestos como determina el REA”.Y puso un ejemplo: “A las Islas llegan productos que emplean harinas cárnicas en la alimentación de los rumiantes que, a raíz del mal de las vacas locas, se prohibió en Europa. Sin embargo, la carne que viene de Argentina, Uruguay o Brasil no la prohíbe. Está permitido. Y lo comemos. Nosotros, alimentamos a los animales con soja, maíz y cereales exclusivamente porque no podemos usar otro tipo de harinas. Es cierto que estos productos son legales y tienen todas las autorizaciones, pero la realidad es que no tienen los mismos controles sanitarios que un producto local. Por eso, recomendamos al consumidor canario que consuma productos locales con moderación y tranquilidad y sabiendo que en las Islas la trazabilidad es elevada.

Desde el punto de vista del consumidor, el presidente de la Organización de Consumidores de Canarias, Raúl Alonso, aclaró que no es la primera vez que la OMS hace este tipo de recomendaciones, sobre todo con aquellos productos transformados y, aparte de aconsejar una alimentación sana, reclamó más normativas para controlar este tipo de productos.

Por su parte, el presidente del Instituto Canario de Prevención del Cáncer, Javier Dorta, dejó una cosa clara. “La carne roja en sí, como carne roja, no tiene factor de riesgo comiéndola con moderación. El problema es cómo nos comemos esa carne. A la plancha, con unas verduras está bien. Si esta misma carne la llevamos a la barbacoa a altas temperaturas y la chamuscamos bien, sí que produce toxinas cancerígenas, porque poner la comida en contacto directo con el fuego tiene efectos químicos nocivos. Si le añadimos que se trata de productos ahumados o transformados con aditivos y además se la come alguien sedentario, que fuma y bebe, pues tiene todas las papeletas”.

Conclusión: se puede comer carne, especialmente la de aquí. Procurar que sea a la plancha. Moderar el consumo de carne procesada o transformada. Pero, eso sí, hay que evitar el exceso, como decía en su canción Georgie Dann, de Barbekiús.