Apuntes de patafísica

Vallas

Quizás sea un problema de perspectiva, pero no deja de ser curiosa esa inclinación que tenemos a construir vallas. O a derribarlas y volver a levantarlas en un permanente proceso de sístole y diástole. Apenas 30 años después del acuerdo de Schengen y 20 desde su entrada en vigor, esa resplandeciente idea de la Europa sin fronteras -aunque solo, eso sí, para los ciudadanos de la UE-, que a lo mejor incluso nos hacía mirar al resto por encima del hombro, ha perdido bastante brillo. Resulta que al final no somos ni tan civilizados ni tan demócratas ni tan cool. Lo que hemos convenido en llamar la crisis de los refugiados -un nombre tan bueno como cualquier otro para reducir a pocas palabras un fenómeno complejo- suscita en nosotros un buen puñado de sentimientos, aunque parece que el más evidente, o al menos el que va ganando la partida, es esa eficaz herramienta de la que tan buen uso ha hecho siempre el poder.

No hay nada como el miedo -a la enfermedad, al contagio de la miseria, a que no haya trabajo para todos, a la pérdida de identidad, a la islamización, al terrorismo…- para hacernos dóciles y llenarnos de razones para justificar el control de las autoridades. Incluso -o precisamente- hasta llegar al exceso. Ante la avalancha de refugiados, el Gobierno húngaro ha decidido construir una valla y cerrar la frontera sur del país. En Austria también optan por la valla, pero cierto escrúpulo gubernamental lleva al Ejecutivo a matizar que no pretende cerrar las fronteras, y sí poner un poco de orden en las masivas entradas a su territorio. Y después de todo, como he escuchado y leído durante estos días, aquí no tenemos de qué escandalizarnos, en Ceuta y Melilla hace años que hemos levantado nuestras propias y afiladas vallas. Sí, por supuesto que las cosas no son blancas o negras, que es complicado lograr una alternativa satisfactoria ante un problema tan amplio y con tantas aristas y que muchas personas en muchos lugares están empeñadas en preservar la dignidad de quienes nos piden ayuda. En fin, que la solución no es fácil, pero de lo poco en lo que estoy seguro es de que la mejor opción no es aplicar la más fácil de las soluciones.