El dardo

Venezuela

La situación política, social y económica de Venezuela sigue sumida en el caos. Persiste la falta de productos básicos, la delincuencia va en aumento y, ante la falta de liquidez, el Gobierno ha empezado a vender oro de las reservas oficiales para poder pagar las importaciones. En este clima comenzó ayer la campaña para las elecciones del 6 de diciembre próximo, de las que saldrán los 167 parlamentarios de la Asamblea Nacional. La campaña coincide con un nuevo escándalo de narcotráfico, que se suma al que pesa sobre el presidente de dicha Asamblea, Diosdado Cabello. Ahora, un ahijado y un sobrino del presidente Maduro

-detenidos en Haití y ya en prisión sin fianza en Nueva York, a donde fueron trasladados- incurren en el mismo delito por intentar introducir en Estados Unidos unos 800 kilos de cocaína. El dedo acusador de la DEA, la poderosa agencia antidroga norteamericana, señala a Cabello como jefe de una organización dedicada al tráfico de estupefacientes a gran escala, en el que también involucra a la cúpula militar del país y altos funcionarios gubernamentales. Por otra parte, a petición de 198 parlamentarios de ocho países americanos, al presidente Maduro le ha abierto una causa el Tribunal Penal Internacional por la comisión de “delitos de lesa humanidad” consistentes en la perpetración de “ataques sistemáticos contra la población civil” y por la “represión masiva y generalizada” contra “manifestantes pacíficos y desarmados”. A ello se une la polvareda política levantada tras la huida de Franklin Nieves, quien intervino como fiscal en el proceso seguido contra el líder opositor Leopoldo López. Desde su refugio en Norteamérica, Nieves ha dicho que el juicio fue un montaje, falsos los testigos e inventadas las pruebas que incriminaban a López, condenado a 13 años de cárcel. Hecha excepción del oficialismo, el ambiente en el país es de desconfianza y temor a un triunfo amañado del oficialismo, que se opone a la presencia de testigos y observadores internacionales para el control de los comicios. El propio Maduro ha declarado que si ganara la oposición no entregaría el poder y gobernaría “con el pueblo y en unión cívico-militar… Quien tenga oídos que entienda, el que tenga ojos que vea la historia: la revolución no va a ser entregada jamás”, dijo.