literatura

Los 10 mejores libros canarios de 2015

Mejor cuando improvisas

Por Eduardo García Rojas

Mejor cuando improvisas, Juan Royo, Colección: G21 Narrativa Canaria Actual, Ediciones Aguere/Idea, 2015), porque se trata de una novela sobre la soledad, muy amarga y desesperada, con inequívocos ecos a la Lolita de Nabokov, con renovado y también un inquietante y épico entusiasmo por lo políticamente incorrecto. En definitiva, un título, a nuestro juicio, para calibrar el inmejorable estado de salud que disfruta la literatura que se escribe en y desde Canarias. El relato se desarrolla fundamentalmente en Santa Cruz de Tenerife.

La sombra y la tortuga, Alberto Omar, Nueva Asociación Canaria para la Edición, NACE, 201.Porque pese a su abultadísimo número de páginas, La sombra y la tortuga es una subyugante novela histórica que nos conduce al siglo XVII, y que revela unas islas en plena ebullición, en la que se desenvuelve una sociedad mestiza en la que algunos de sus ciudadanos solo tienen un pensamiento en la cabeza: partir a un nuevo mundo que se llama América.

El sepulcro vacío, Cecilia Domínguez Luis, Nueva Asociación Canaria para la Edición (NACE), 2015. Porque además de ser una extraordinaria poeta, también es una extraordinaria novelista, y deja constancia de ello en El sepulcro vacío, literatura en la que se mezcla realidad y ficción y transporta al lector a la ciudad de La Orotava (Tenerife) a finales del siglo XIX y recién estrenado el XX, para contarnos un relato inspirado en un hecho real: el sepulcro en el que iban a depositarse los restos de Diego Ponte del Castillo, marqués de la Quinta Roja, y que su madre, Sebastiana del Castillo y Manrique de Lara, ordenó construir cuando la Iglesia denegó que se le enterrara en campo santo por su filiación masónica.

El síndrome de Tarzán, Sinesio Domínguez Suria, Colección: Narrativas, Ediciones Idea, 2015. Porque la literatura de su autor invita a disfrutar con la palabra y, al mismo tiempo, sentir las emociones que caracterizan y en ocasiones manipulan a sus personajes, aunque los de esta novela estén supeditados casi por una sola mirada y una sola voz narrativa, que es la del padre. Un hombre al que le resulta difícil dejar de serlo. Ahí su síndrome, ahí su grito…

Ecos, Tomás Felipe, Colección G21.Narrativa Canaria Actual, Ediciones Aguere/Idea, 2015. Porque Tomás Felipe es uno de los mejores escritores de fantasía y ciencia ficción que tenemos en estas islas. Y también en el adocenado escenario nacional, territorio en el que aún no he encontrado historias que, como las de Felipe, mezclen con tanta inteligencia y sentido de la ironía lo ominoso con la realidad. En este caso la insular.

Negro Juan, Francisco Estupiñán Bethencourt, M. A. R. Editor, 2015. Porque se trata de una notable novela histórica en la que su autor narra la vida del primer negro libre que participó en la conquista del Nuevo Mundo. La forma en cómo está escrita, el estilo narrativo, imita el de aquella época y salvo un final abrupto, y que el lector enganchado pida más, es un título que si en este país hubiera justicia literaria sería reivindicado como se merece.

El niño descalzo, Juan Cruz Ruiz, Alfaguara, 2015. Porque Juan Cruz no es un escritor que se traicione a sí mismo ni a sus lectores, porque en sus novelas propone una hábil combinación entre recuerdo y biografía a través de la cual se desnuda sin perder en todo momento su pudor. Un libro que sabe despertar sentimientos que ya creíamos dormidos y que sobre todo hace reflexionar sobre ese formidable relato que escribimos todos los días y que llamamos vida.

Las flores no sangran, Alexis Ravelo, Alrevés, 2015. Porque Alexis Ravelo conoce muy bien los resortes de la literatura policíaca, y porque en esta novela insiste en las claves que ya hubo explotado en La estrategia del pequinés y La última tumba, títulos probablemente más redondos que estas flores que no sangran, aunque ésta también explore las dos caras de la moneda criminal y enfrente a granujas de tercera división con otros de primera. Lo mejor, como siempre en las historias negras de Ravelo, su galería de sobresalientes villanos.

Un largo sueño en Tánger, Antonio Lozano, Editorial Almuzara, 2015. Porque Antonio Lozano es un escritor que se mueve muy bien en los géneros. Desde el policíaco, en el que ha aportado a un peculiar detective privado, José García Gago; histórico, con su reivindicable El caso Sankara, así como el testimonial con Las cenizas de Bagdad, entre otros. En Un largo sueño en Tánger además de narrar los recuerdos que desgrana una mujer hospitalizada y en coma, cuenta también los de una ciudad, Tánger, que describe pulsando sus calles y avenidas, así como sus colores y fragancias.

Mientras seamos jóvenes, José Luis Correa, Colección: Novela Negra, Alba Editorial, 2015), porque estamos ante la octava novela que protagoniza el detective privado Ricardo Blanco, quien se mueve como pez en el agua por el lado salvaje de las calles y avenidas de la capital grancanaria. No es nueva y quizá estas historias vayan perdiendo fuerza con el tránsito de los años, pero al paso que va auguro que terminarán por convertirse en pequeños clásicos de la novela de intriga escrita en español.