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Ana Oramas es un lastre demasiado pesado para Coalición Canaria

Ya sólo le quedan 65.000 votos en todas las islas a Coalición Canaria. Ya es hora de que se cite a la responsable: Ana Oramas González-Moro. Es un curioso híbrido de monárquica, españolista y nacionalista. Si el cóctel es ya de por sí peligroso, los resultados lo son aún más: ella sigue siendo diputada, tan calentita.

Hay gente privilegiada, que no sabe lo que es montar una empresa y pasarlo mal a fin de mes. Han vivido siempre de un sueldo oficial. Ana Oramas lideró, tras las bambalinas, la renovación de Coalición Canaria, pero ella no tuvo pudor en proponerse como candidata al Congreso de los Diputados, por tercera vez consecutiva. Y eso que no había que repetir en los cargos. Hay que ir reuniendo trienios de cara a la jubilación. De aquella renovación no quedó nada: todo fue montado por Oramas para quitar de en medio a Paulino Rivero. Miren el resultado: 65.000 votos y bajando. Fueron los nacionalistas la primera fuerza política en Canarias y ahora es la quinta. En los próximos comicios no les votará nadie. Ni siquiera dieron a conocer su programa electoral, o al menos yo no lo vi.

Las elecciones han sido celebradas de forma dispar por los partidos. Ya están más que analizadas, así que obviaré los repetidos y más repetidos detalles que ya no interesan a nadie. Me fijo en Coalición Canaria porque, junto al PNC, al que está electoralmente coaligado, es el único partido nacionalista que queda vivo. Y miren al pozo en que ha caído. Pero nadie busca responsables, incluso se aplauden sus dirigentes en las directivas y los comités, como diciendo “qué buenos somos”. ¿Pero es que no se dan cuenta de que están desapareciendo, de que ya no tienen sino al senador de El Hierro, que ni siquiera es de ellos?

Vaya herencia que le han dejado a Fernando Clavijo, que seguramente es el menos culpable de todos. Quisieron engañar a la gente diciendo que ellos -los de CC- son la única voz canaria en Madrid. Ellos saben que no es verdad, pero lo siguen diciendo porque es una mentira antigua que se usaba desde los tiempos en que CC era CC. Ahora CC es un sálvese quien pueda; en algunas islas, como en Gran Canaria y La Gomera, ni siquiera existe y en las otras va desapareciendo poco a poco. Tampoco han aprovechado que gobiernan todavía en Canarias para reorganizarse. La única vez que se unieron unos cuantos fue para echar a Rivero, que ahora estará partido de risa en un rincón de su casa de El Sauzal.

Ana Oramas fue, ¿no lo recuerdan?, una de las firmantes de aquel famoso pacto con Zapatero, convertido en papel mojado cinco minutos más tarde, que concedía a Canarias inversiones por más de 10.000 millones de euros y de cuyas inversiones jamás se supo. Ella, y creo recordar que Fernando Ríos, de triste recuerdo, fueron quienes gestionaron aquella maravilla que se convirtió en la más grande tomadura de pelo de un Gobierno de Madrid hacia Canarias. Pues, como premio, Ana Oramas ha sido candidata por tercera vez al Congreso de los Diputados y obtuvo escaño. Maravilloso.

En aquel documento firmado con Madrid incluso se reconocían a Canarias aguas territoriales y se celebró esto con gran algarabía en el seno del partido; algo así como un logro histórico. Zapatero se la metió doblada y ni se enteraron. CC hizo el ridículo más espantoso. Aquel papel supongo que estará en la basura, manchado de vergüenza.

En fin, que a alguien se le deberían exigir responsabilidades por la alarmante pérdida de votos de CC. Las intrigas han acabado con la coalición nacionalista convertida en partido. La renovación sólo existió en las mentes de los que querían defenestrar a Rivero, que era el único que contenía las apetencias de unos y de otros. Fue bonito mientras duró. Pero ella es un lastre demasiado pesado para CC.