eL CHARCO HONDO

Cachipollas

Conocidos vulgarmente como efímeras o cachipollas, los pterigotos son los insectos más antiguos de los catalogados, algo así como las bisabuelas de las moscas, basta un dato, hay fósiles de trescientos millones de años de antigüedad -bisiestos aparte-. No comen nunca, y algunos mueren cinco minutos después de la muda de piel. En apenas veinticuatro horas tienen que secarse las alas, volar, escoger una pareja y aparearse; a la vista está, su jornada laboral no respeta convenio colectivo alguno. Con todo, lo más llamativo de los efímeras o cachipollas es que viven un solo día; de ahí su nombre, ephemeros. Mientras la mosca doméstica reduce su existencia a diez días, el mosquito a ocho y algunas especies de mariposa a una o dos puestas de sol, a los efímeras o cachipollas les pasa lo que al G-4 que han constituido los alcaldes de Santa Cruz, Las Palmas, Telde y La Laguna: son las especies del planeta con la esperanza de vida más reducida, en el mejor de los casos veinticuatro horas, que empiezan a contarse cuando salen del agua –efímeras o cachipollas- o en el instante en que finaliza la sesión fotográfica -alcaldes-. Si la jornada de los efímeras da para secarse las alas, volar, buscar pareja y darse un homenaje, el recorrido de los alcaldes como G-4 murió cuando se subieron al coche al terminar la sesión fotográfica. Punto final. Si acaso, una reunión con el presidente y tal, pero no más. Transcurridas las veinticuatro horas iniciales, cada alcalde se seguirá buscando la vida por su cuenta y, en lo que los efímeras secan sus alas, continuarán resolviendo sus cositas directamente con el Gobierno, que a su vez irá cerrando acuerdos con los alcaldes afines -el G-2 y el G-3- en reuniones discretas, individualizadas. Súmese a esto que ya se encargarán cabildos y demás ayuntamientos de que al caer el sol el G-4 dé paso al G-3, luego al G-2 y, al amanecer, al G-1. El destino del G-4, como el de las efímeras o cachipollas, está escrito.