LA COLUMNA CHURCHILL

El dilema de Sánchez o una tormenta perfecta

Es lo que tiene la democracia. Pedro Sánchez es el secretario general del PSOE, el partido político con más solera de España, que peor resultado ha obtenido en unas elecciones generales desde el final de la dictadura franquista. Y, sin embargo, es la clave de un futuro Gobierno. Todo pasa por él y lo sabe. La mejor muestra de ello es que se niega a plegarse ante un pacto con el Partido Popular que lo ataría de pies y manos y que sería, sin lugar a dudas, su tumba política presente y futura. Presente porque esa negativa deja a los populares sin margen de iniciativa, que pasaría a sus manos como segunda fuerza política. Futura, porque el votante de izquierda en general y del PSOE en particular lo etiquetaría como el líder que se plegó a un ejecutivo de la derecha. Si el PP no logra formar gobierno, sus opciones pasan por Podemos, un pacto muy complicado dado que es el enemigo acérrimo de su partido en Andalucía, de donde proceden uno de cada cuatro de sus diputados. Mientras tanto, los barones de su partido (encabezados por la presidenta andaluza, Susana Díaz) maniobran para descabalgarle de la Secretaría General, y cuanto antes mejor. Sánchez es ahora el hombre, pero camina sobre el alambre más delgado.