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Don Santiago Gutiérrez

1. El Real Casino de Santa Cruz ha entregado el premio Faustino Martín Albertos al exgerente de la entidad, Santiago Gutiérrez, como reconocimiento a sus 53 años de dedicación exclusiva a su trabajo. Hace algún tiempo que a Santiago Gutiérrez, ya jubilado, lo sustituyó su hija Raquel, que además es periodista. A mí me gusta llamar al Real Casino, Casino de los Caballeros, que queda más aparente. No voy yo a enumerar los méritos de este hombre ejemplar, gran padre de familia y persona honorable y cabal, al que le tengo el mayor de los respetos y el mayor de los aprecios. Sí diré que el premio es justísimo, que me alegro mucho de que se lo hayan concedido y debo decir que Santiago lo recogió con la emoción esperada y con el agradecimiento debido. Este hombre dio muchos años de su vida por el Casino y por la sociedad chicharrera, a la que siempre sirvió con una gran dedicación y no menos sabiduría. No crean ustedes que es fácil templar gaitas en esta entidad.

2. El Real Casino, de la mano de Santiago Gutiérrez, conoció épocas de gran esplendor, que ahora se renuevan con su hija, y él puede contar miles de anécdotas ocurridas durante su trabajo como gerente. Nadie como Santiago merece el premio Martín Albertos. Ha sido, más que nada, un acto de estricta justicia. Santiago es de esos hombres que llevan lo cabal en la sangre, la bonhomía personificada. Ha pasado por trances muy duros, como la pérdida de su esposa. Y ha sabido sobrellevar acontecimientos tan difíciles con una gran entereza, a pesar del dolor sufrido. Sus hijos y sus nietos son su apoyo y su fortaleza. Todos estaban en el Casino de los Caballeros, haciendo piña con el patriarca de la familia.

3. Me apetecía dedicarle estas líneas a mi amigo Santiago; a don Santiago Gutiérrez, un gran tinerfeño, un gran chicharrero, conocedor como nadie de la sociedad entre la que vive y para la que ha trabajado durante más de medio siglo. Él y Raquel saben el gran afecto que le tengo a su familia, a la que quiero y estimo desde hace muchos años. Enhorabuena, Santiago, y un fuerte abrazo.