tribuna

¿El fin del ‘madurismo’ en Venezuela?

Después de los resultados electorales que se han producido en la República Bolivariana de Venezuela, a la hora de elegir a los parlamentarios de la Asamblea Nacional venezolana el pasado 6 de diciembre, da mucho que pensar para los que seguimos la marcha de este país andino y caribeño, en el que “hoy todo me parece más bonito”. En primer lugar señalar lo positivo que ha significado el desarrollo pacífico de este proceso electoral, prácticamente sin incidente alguno, donde la participación ciudadana ha sido significativa, con un porcentaje de casi el 75%. Demuestra la educación cívica de una población como la de Venezuela, en unos momentos de tensiones socioeconómicas donde la ausencia de alimentos básicos y medicinas puso nerviosa a mucha gente. Me atrevería a señalar que fue el legado de una educación cívica recibida el 23 de enero de 1958, que sabía el valor de la libertad y de la democracia. Luego, resaltar el comportamiento constitucional de las fuerzas armadas venezolanas, que han tenido una actitud exquisita en el control del desarrollo electivo. También, y por qué no, el del presidente de la República, Nicolás Maduro, al aceptar democráticamente los resultados y reconocer el triunfo político de la oposición. De todas maneras, en abril de 2016 se cumplirá la mitad de años de su periodo presidencial que finalizará en 2019 siempre y cuando no haya dimisión del presidente venezolano, aislado en su palacio de Miraflores, respecto al poder legislativo en manos de la oposición.

Un resultado de 107 a 55 a favor del MUD frente al PSUV, con el 75% de participación y con árbitros caseros, dice mucho de la cuerada política que recibió el grupo parlamentario oficialista. De ahí el título de este artículo, el fin del madurismo que no del chavismo, que apunta a la finalización política de un poder en manos de un conductor, muy flojo, de un pueblo comprometido con la democracia y que atraviesa graves problemas sociales, económicos y financieros, incluso de seguridad, donde es difícil sobrevivir. Muchos hemos sido los que nos hemos alegrado de esta normalización venezolana, aunque faltan todavía acciones a realizar como es conseguir la libertad de los presos detenidos por razones políticas. Estoy seguro de que la figura de Francisco de Miranda habrá sido invocada por personas que creen de verdad en la labor que hiciera el prócer venezolano, hijo de canario, en relación a la Independencia de su república. El triángulo de libertad, igualdad y fraternidad de seguro que volverá a ondear pacíficamente en la bandera del país caribeño, en la sociedad venezolana.