Por Verónica Martín

Paula Artal Acón es joven y muy decidida. Tiene claro que ser mujer no es, o no debería ser, un obstáculo para emprender o financiar proyectos en esta economía que se está creando en torno a las nuevas tecnologías. Es abogada en M & Partners y experta en financiación no bancaria (venture capital). La semana pasada estuvo en Tenerife, junto a Paula Blázquez Solano, para poner en común sus experiencias profesionales sobre la situación de la mujer en el sector de la inversión y el emprendimiento tecnológico. La jornada tuvo como título Distintos caminos para un mismo objetivo: el papel de la mujer inversora y tuvo lugar en el Casino de Tenerife dentro de la primera acción de la nueva línea de trabajo promovida por Uniban, University Business Angel Network, que se ha incluido bajo la marca Sheban. La propuesta se centrará en visibilizar y apoyar a las mujeres en las dinámicas y redes de inversión y emprendimiento tecnológico. Este programa de acciones se desarrolla desde finales de noviembre hasta el verano de 2016 y contendrá diferentes actividades formativas y de generación de redes de trabajo. Uniban es la red de inversores privados promovida, gestionada y liderada por la Universidad de La Laguna (ULL) y su Fundación General (FGULL). Paula Artal se presenta así: “Mi misión (y mi pasión) es ayudar a que todo buen proyecto reciba financiación y todo inversor encuentre buenos proyectos. Solo ayudando a que otros consigan sus sueños podré conseguir los míos”.

-¿Por qué se plantea la inversión desde la perspectiva femenina?
“Con los cambios en la masa social y en la nueva manera de hacer negocios a través de internet, nos damos cuenta de que las mujeres tenemos las mismas posibilidades para emprender que los hombres, pero la realidad es que emprendemos menos. Por ello, llegamos a la conclusión de que somos las mujeres las que nos limitamos bajo la creencia de que se trata de un mundo masculinizado. Esta jornada que hemos celebrado en Tenerife es, precisamente, para acabar con esos mitos de que las startup son cosa de hombres. Hay tantas posibilidades en este mundo que el objetivo es evitar la desigualdad entre hombres y mujeres”.

-¿De qué desigualdad estamos hablando?
“De manera generalizada, podemos decir que las mujeres se lanzan menos a este tipo de emprendeduría con respecto a los hombres. Tenemos cifras de un 70-30”.

-¿Por qué ocurre esto?
“La brecha digital hacia la tecnología ha hecho que, de manera tradicional, las mujeres se hayan acercado menos a este mundo. Por otro lado, hay una especie de creencia de que montar una empresa es incompatible con la vida familiar. Muchas mujeres abandonan la idea a partir de los 30 porque no quieren renunciar a eso, pero hay que tener en cuenta que el mundo digital es mucho más compatible con la familia que otro tipo de empresas. Esto te permite emprender y gestionar tu tiempo como consideres. La falta de información que hay sobre este tipo de estructuras hace que las mujeres se lo piensen mucho tanto a la hora de emprender como a la de invertir”.

-En el mundo off-line, a las mujeres, en muchos casos, se las encasilla en labores relacionadas con la vida social, ¿ocurre igual en el on-line?
“Puede ser que a la hora de emprender nos orientemos a la moda, la economía real o social, pero también tiene que ver con la formación que hemos recibido previamente… las mujeres no están tanto en las carreras técnicas y por esto pasa que a la hora de emprender se decantan por algo cercano a lo que estudiaron”.

-¿La mujer invierte diferente al hombre?
“Definitivamente, no. A la hora de analizar una startup hay que tener ciertos criterios: se tiene en cuenta el equipo u otros aspectos como la innovación o la viabilidad. Es cierto que los hombres suelen tender a analizar más la parte más financiera o técnica del proyecto, pero a la hora de determinar el éxito de un proyecto se debe mirar todo en conjunto, entonces la decisión no está condicionada por ser hombre o mujer”.

-La discriminación por motivo de género… ¿también ocurre en las grandes empresas que lideran este cambio?
“Ocurre, pero cada vez hay más conciencia y se toman medidas. Por ejemplo, la inversión está abierta a todo tipo de género y, simplemente, se trata de adquirir formación que está accesible tanto a los hombres como a las mujeres. Quizá en las grandes empresas la situación es distinta al tener una estructura más jerárquica y eso puede echar un poco para atrás a las mujeres. Sin embargo, repito, las startup permiten a la mujer las mismas posibilidades que a los hombres tanto en la visión emprendedora como en la inversora”.

-¿Qué tiene que tener una startup para lograr triunfar?
“Hay muchos factores que tiene que tener una startup para triunfar y no es algo que tenga que ver de forma directa con la parte financiera que es lo que más suele asustar. Tiene que tener un plan de negocio coherente, flexible y a la vez que le sirva de hoja de ruta sin limitar; tiene que tener un modelo de negocio que sea viable, rentable y que le permita ser escalable a largo plazo. Además, tiene que tener los socios y la estructura de financiación adecuada… tiene que haber validado el producto una, dos y las veces que sean necesarias para dar con la solución adecuada para el cliente. Además, tiene que tener la posibilidad de pivotar (cambiar de modelo si es necesario) en los tres primeros años hasta dar con el producto ideal. El éxito real es encontrar el equipo que sea capaz de cumplir todo esto. Hay que tener muy en cuenta que una startup no es una empresa… es un proyecto en proceso… será una empresa cuando logre encontrar todo esto”.

-¿Todas las startup tienen la misma posibilidad de llegar a lograr sus objetivos, sin tener en cuenta sectores?
“No. El éxito depende de muchas cosas: de regiones geográficas, de tipos de cliente… todas las startup tienen una base tecnológica pero, por ejemplo, España es un país que tiene un gran desarrollo en la alimentación o la gastronomía, es más factible que tenga éxito una iniciativa vinculada a esto que otro país. Pero el éxito tiene que ver con el tipo de mercado: si te diriges a un sector que no es muy popular, el éxito a lo mejor no es el mismo. Luego, hay modelos de negocio que en Estados Unidos triunfan y en España no porque depende de factores geográficos, culturales… Por ejemplo, en Canarias se fomenta el emprendimiento en turismo porque aquí puede aportar mucho y es un sector clave”.

-En la actualidad muchas administraciones tienen programas de apoyo al emprendimiento. En algunos casos se cuestiona que es una forma de intervenir en un sector que es puramente privado… ¿Cómo lo valora?
“Hay instituciones públicas que tienen equipos dedicados a ayudar a los emprendedores y eso es muy positivo, aunque es cierto que hay que darles cancha para que encuentren su modelo de negocio ellos mismos. Desde el punto de vista inversor, es importante e interesante que las startup tengan oxígeno pero, también, darles margen de maniobra porque si no terminaría siendo contradictorio. Yo apuesto por la ayuda sin intervencionismo”.

-Conoce bien el ecosistema canario… ¿qué casos de éxito destaca?
“Canarias tiene grandes proyectos muy interesantes como Promineo o Videolean. También Meteordesk o Welovroi… son todos proyectos con muchas posibilidades y realmente hay mucho talento tras estas iniciativas”.