Llegas a Madrid la semana que viene sin fecha precisa, casi sin avisar, o igual te presentas antes de que termine estas letras, o de que salgan publicadas, o tal vez te retrasas, quién sabe los caprichos de la causalidad… Lo que sí es seguro es que vienes porque ya estás aquí. Llevamos aguardando tu llegada durante meses, con esa mezcla de ilusión y desesperación por el ansiado encuentro, por mirarnos por fin cara a cara, por sentir el roce de la nueva piel.
Y apareces justo ahora, con todo lo que acontece en esta sociedad que parece no terminar de fraguarse pese a tener todo lo necesario. Te confieso que eso me tiene un poco intranquilo. Son muchas las preguntas que me asaltan, fruto de la preocupación del que ama aún sin conocerte personalmente. La situación no es sencilla, el ser humano parece no aprender ninguna lección de su historia y se empeña en cometer los mismos errores. Aún así, algo me dice que hay motivos para la esperanza, para seguir creyendo que algo se puede cambiar, veremos qué pasa. Lo bueno es que a partir de ahora contamos contigo, con tu grano de arena para hacer de este mundo un lugar mejor.
Pronto partiré de la isla en tu busca. Confío en poder llegar antes que tú y así recibirte con los brazos abiertos. También llevo algunas cosas para ti, aunque no me caben todas las que me gustaría en el equipaje. Tuve que hacer una selección de lo que creo es esencial que tengas ahora que empiezas esta nueva etapa vital. En el proceso pensé en que aún tardarás tiempo en visitar mi tierra, que no conoces los volcanes, ni has sentido el alisio soplar en tu cara, que tampoco conoces cómo huele el mar, ni su sonido cuando baña las costas de la ínsula… Es esencial que esto forme parte de tu vida desde el principio, es la mitad de tu raíz. En el morral lo he comprimido todo en una suerte de sonidos y versos que espero acompañen tus primeras andanzas. Este camino que comienza no será fácil, bien sabemos que no lo es los que ya habitamos aquí, por lo que se hace más necesario aún ir cargado de material que ayude a ser feliz. Por eso no se me ocurre mejor regalo, ni mejor manera de transmitir lo que deseo para ti. Ojalá ayude a que empieces a llenar tu corazón de motivos para soñar. Yo, desde ya mismo, tengo razones suficientes para continuar haciéndolo e intentar empujar hacia adelante con más fuerza aún si cabe. Estando tú aquí, vale la pena intentarlo.