superconfidencial

El moño

1. Se han puesto de moda el moño y la coleta, por razones más que obvias. El triunfador Iglesias lleva coleta; el diputado local, Alberto Rodríguez no luce moño. Este país, en varias ocasiones, desde la Edad Media, ha tenido que soportar el moño sobre las testas de los hombres públicos (la mujer, la verdad, lo lleva desde mucho antes). Tras las elecciones últimas se nos ha puesto de moda otra vez y ahora parece el denominador común y estético de ciertos partidos de la izquierda. Porque la izquierda no es tal si no está cabreada como un macho, por cualquier cosa; no se les escapa a sus miembros ni una sola sonrisa.

2. Yo creo que el existencialismo se llevó, en su torrente final, a los hippies irredentos, que son los padres de los de la coleta, el moño y la greña larga y enrevesada como su propia filosofía de la vida. A la matita le sucede el moño, que es más sano. Ahora nos quedan cuatro años de ver en el Congreso individuos barbados y descamisados, que cuando van a Bruselas llevan corbata y cuando entran en las instituciones españolas lo hacen en camisetas.

3. Qué se le va a hacer. Son los efectos de la democracia, que según una atrevida apreciación borgiana no es otra cosa que un abuso de la estadística. Y eso. Entramos en una etapa, pues, en la que el aspecto estético de ciertos políticos va a pesar como una losa en este país, incluido el repetido moño, donde podrían anidar las cigüeñas. En fin, resignémonos al panorama que la suerte socioelectoral nos ha traído.

achaves@radioranilla.com