cho marcial

De la ONU a ‘Sálvame’

Desbancó a un doctor en Ciencias de la Información, maestro y finalista del Premio Planeta de la Alcaldía -eso sí, a través de una moción de censura- para posteriormente derrotar a los socialistas por primera vez en unas elecciones democráticas en Güímar, y todo ello sin tener estudios superiores.
Carmen Luisa Castro, a quien algunos han tratado de menospreciar llamándola descaradamente palurda, es hoy todo un acontecimiento mediático, gracias a acciones más pintorescas -y no me refiero a su devoción por la pintura azul- que prácticas, más acciones de cara a la galería que al propio bienestar de los 19.000 vecinos de Güímar.

Es evidente que algo tiene el agua cuando la bendicen, porque en las últimas elecciones municipales se quedó a 25 votos de la mayoría absoluta. Esa forma de hacer política tan pegada al terreno y su eterna sonrisa cautivó a la mitad del electorado, esa misma mitad que aplaude su viaje a Madrid, aunque haya puesto al mismo nivel, un musical como El Rey León a un programa de dudosa reputación como Sálvame, o un Museo del Jamón al mismo escalafón que el Museo del Prado. Nadie hubiera polemizado con el tan sonoro viaje si no hubiera sido porque sus propios asesores lo publicitaron con anterioridad, con un vídeo donde se enorgullecían de la visita al programa de televisión, sin nombrar siquiera las citas de más enjundia cultural. Ni siquiera, recuerdo, al viaje de la alcaldesa a Ginebra para presentar una ponencia en la ONU sobre ciudades resilientes fue tan explotado mediáticamente como la expedición de medio grupo de gobierno (todos del PP) y cincuenta vecinos de Güímar a un programa de entretenimiento, donde su objetivo principal es sacar las entrañas y las intimidades de la farándula del papel cuché. Y por si faltaba algo para rematar tan pintoresco viaje, una bienvenida bajo alfombra roja al son de una fanfarria, al más estilo de Bienvenido, Mister Marshall, para vergüenza de algunos y por lo visto, orgullo de otros. Luisi, y su asesor, Viti, lo volvieron a conseguir: Tenerife y media España hablan de Güímar, aunque sea para mal.