ACABO DE LLEGAR

Pensamientos seniles

Era un escritor muy mediocre, pero un día perdió un brazo en un accidente y desde entonces se dio a conocer como el segundo Cervantes.

¡Cuántas cosas raras habrá escuchado a lo largo y ancho de su existencia el cómodo sillón del psiquiatra!

Me gustaría seguir viviendo muchos años más para no tener que interrumpir la lectura del diario Marca. La cultura es la cultura.

Aunque Freud no lo diga en su celebérrimo libro Los sueños, se suele soñar más con la Madrastra que con Blancanieves. El ser humano no tiene mucha suerte.

Cuando asisto a un concierto de música clásica, siempre espero a que comiencen a aplaudir los demás. No quiero aventurarme a que me vean aplaudiendo yo solito.

Acaban de decirme que parezco un ser prehistórico; pero no por el modo de vestirme sino porque ignoro lo que son esas cosas llamadas internet, Twitter, Facebook…

Si a un tío esquelético, esmirriado y carente en absoluto de músculos se le ocurriera ser domador de fieras, estaría muy seguro en su trabajo. ¿Qué león iba a tener ganas de hincarle el diente?

Según personas versadas en el asunto, el amor eterno suele durar alrededor de seis meses.

No es cierta la afirmación que dice que las cosas son bellas gracias a su colorido. Yo, por ejemplo, soy un enamorado de la nieve.

Existen personas que, lamentablemente, solo saben conjugar el verbo gruñir.

El mayor problema que tiene la Tierra es que, de tanto dar vueltas alrededor de sí misma, termine mareándose. ¿Será eso lo que llaman cambio climático?

Debo ser narcisista. Lo digo porque estoy satisfecho de lo que escribo.