superconfidencial

Periodista en el rastro

1. He ido al rastro, otra vez, este domingo pasado, porque un amigo se empeñó en que lo acompañara, como experto. De nada me sirvió el juramento de que yo no soy experto en nada, sino que sufro el síndrome de Diógenes, aunque sea con carácter moderado. Deambulando por aquel universo, mi amigo, que es un lince, ha visto en la distancia un reloj art déco de mesa, de madera, precioso, años 50, apoyado en la trasera del edificio de Presidencia del Gobierno. El reloj, Smith Enfield, tiene una inscripción en una chapita de bronce, en inglés. Traduzco: “Presentado a Jane y Horace, con ocasión de su boda, del staff de NCB, en Codnork Park, junio 1953”. Mi amigo, que ha pagado 95 euros por él -pedían 125-, se ha relamido de gusto cuando ha colocado, ya en su casa, la lenteja del péndulo, le ha dado cuerda y funciona a la perfección. Asegura que ha hecho una gran compra. Para encontrar chollos en el rastro hay que ir a la trasera del edificio de Presidencia, junto a la explanada del viejo cuartel de San Carlos. Hubo que regatear un poco, pero al fin el reloj está en su casa.

2. Este es un mundo fantástico. Yo no me quiero convertir en el cronista del rastro, como mi colega Vicente Borges, paz descanse, se convirtió en el mejor cronista del circo que conocí jamás. Pero en el rastro se puede encontrar de todo, aunque llevo semanas buscando un teléfono de disco para un encargo y no hay forma. Los que veo son horrorosos. Hay que saber caminar por aquí y le tengo echado el ojo a una colección de cromos antiguos que pueden dar lugar a un libro, quién sabe. El rastro es una caja de sorpresas y junto a la quincalla se encuentran algunas cosas muy interesantes. No hay nada más entretenido para matar las mañanas del domingo.

3. El joven que le ha vendido el reloj a mi amigo se llama Damián y nos facilita el móvil para cualquier contingencia. A esto le llamo yo ser serio. Está mi amigo cautivado con el tic-tac del Smith Enfield. Lo ha puesto en la mesa de su despacho, de estilo inglés, esas mesas de tapete verde ribeteado en dorado, y queda muy bien. Ahora vienen las preguntas: ¿cuál será la verdadera historia de ese reloj? ¿Dónde estarán Jane y Horace? Ay.